Ni todas las personas están expuestas a las mismas sustancias tóxicas ni todas lo están de la misma manera. Y en más de un caso son las mujeres, quienes se ven mayormente en contacto con determinados tipos de sustancias que las afectan y que tienen un impacto concreto en su salud: un claro ejemplo de eso son los químicos que son parte de las fórmulas que se utilizan en muchos de los productos de limpieza. Esas problemáticas y algunas más son parte del curso abierto que el Taller Ecologista presentará formalmente este viernes, a las 18.30, en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y que se podrá acceder en forma gratuita a través de internet.
Con modalidad virtual, autogestiva y asincrónica, la propuesta de aprendizajes de la Red Global IPEN -una red global de más de 600 organizaciones de 120 países que trabajan en mejorar las políticas químicas y aumentar la conciencia pública para garantizar que las sustancias peligrosas sean eliminadas- cuenta con el aval internacional del Programa de Naciones Unidas por el Ambiente y llega a Rosario a través del Taller Ecologista para su desarrollo en la región.
"La propuesta que recibimos fue la poder vincular en un espacio de aprendizaje dos temáticas: las sustancias químicas que utilizamos y la perspectiva de género, algo que puede parecer forzado en un principio, pero que para nada es así", explicó Sofía Naranjo, biotecnóloga de la UNR y magister en Ciencias Biológicas de la Universidad de Amsterdam.
La especialista, que participará de la presentación del curso junto a la coordinadoras de las áreas Tóxicos y Educación Socioambiental del Taller Ecologista, Cecilia Bianco y Claudia Costinovsky, explicó que "por un lado, hay sustancias químicas que son tóxicas y que tienen efectos nocivos en las personas, pero las más de las veces no se tiene en cuenta que el impacto que tienen en la salud es diferente en los hombres que en las mujeres y fundamentalmente porque son las mujeres las que están culturalmente asignadas a las tareas domésticas y de cuidado".
Cuáles son las sustancias químicas tóxicas específicas que afectan la salud de las mujeres, así como los tratados y regulaciones internacionales a las cuales la Argentina ha suscripto también serán parte del proceso de formación. Del mismo modo que la noción de violencia ambiental, que se ejerce sobre las poblaciones más vulnerables y también allí con una mirada eco feminista que pone luz sobre las luchas que impulsaron mujeres, como fueron las Madres de Plaza Ituzangó, en Córdoba.
Mujeres, rol social, químicos y salud
Naranjo detalló que ese rol social y culturalmente asignado "no solo tiene que ver con el hogar, el cuidado de los niños y de los adultos mayores y enfermos, sino también en el plano comunitario y barrial, como se vio durante la pandemia, que fueron las mujeres y las identidades femenizadas las que ante la necesidad organizaron merenderos y copas de leche".
Para la biotecnóloga, ese dato no es nada menor, ya que en ese rol comunitario, señala, "también son las mujeres las primeras que en las comunidades detectan las contaminaciones, las dificultades de acceso al agua o de la calidad del agua, porque son las que están al cuidado y porque son con esas situaciones las redes de cuidado las primeras que se ven vulneradas".
Justamente, la parte técnica del curso buscará que los conocimientos más específicos "salgan del círculo de expertos y quienes estén interesados puedan saber qué cosas los afecta en su vida cotidiana", afirmó Naranjo y en ese punto señaló que se trabajará sobre dos grupos de sustancias químicas: herbicidas y compuestos orgánicos persistentes.
Es en estos últimos -llamados "COPS" por los que saben- donde la biotecnóloga se centra para explicar la relación entre las labores que mayoritariamente realizan las mujeres y la exposición a químicos que pueden afectar su salud.
"Estos compuestos están en los productos de limpieza, en los productos de higiene y de cosmética personal que utilizamos mayoritariamente las mujeres y también se los utiliza para recubrir productos porque son retardadores de llamas -continuó-. Por eso, todo lo que son tareas de limpieza, de polvo y de superficies, como el uso de químicos para eso que hacemos las mujeres nos hace estar indefectiblemente más expuestas".
El impacto de esos compuestos en la salud ya puede medirse a través de evidencia científico técnica, señala, aunque admite que "aún hay un sesgo médico y epidemiológico que los muchas veces los estudios no tienen en cuenta y que es una faltante que debería profundizarse".