Contrabando de calzado: preocupación en Santa Fe por productos que llegan de Bolivia y Paraguay
El ingreso de productos ilegales siempre estuvo, pero lo que se hacía con "pasadores" pasó a camiones enteros y golpea directamente en la producción nacional
Los productores de calzado de Santa Fe y del país enfrentan con una problemática sin igual. Además de un consumo planchado y la competencia con las importaciones, quienes trabajan en el sector también deben competir con zapatillas que llegan de contrabando desde Bolivia o Paraguay.
Solo basta con abrir las redes sociales, preferentemente Instagram, o caminar por los principales corredores comerciales para encontrarse con ofertas de calzados, de todo tipo, modelo y color. Las ofertas incluyen hasta dos pares por precios que están por fuera del mercado y solo tienen una explicación: el mercado ilegal y una frontera que no presenta dificultades para los contrabandistas.
Hoy las ofertas rondan los dos pares de zapatillas entre 50 y 70 mil pesos, un precio que es considerablemente menor a lo expuesto desde la Cámara de la Industria del Calzado y afines de Santa Fe, que fijó al costo de fabricación de un solo par entre 50 y 60 mil pesos y a las vidrieras de las primeras casas de deportes de la ciudad alcanzan los 120 mil pesos en promedio.
No es una práctica nueva. Los productores de calzado aseguran que “siempre existió”, pero que en los últimos meses pasó de ser una persona con una bolsa llena de zapatillas a camiones enteros que ingresan al país sin control aduanero.
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“El que importa, que es una actividad legal, paga impuestos y aunque se flexibilizaron algunos costos o trámites, está dentro de la ley. El que contrabandea trae a precios irrisorios y ofrece hasta tres pares de zapatillas deportivas, teóricamente de marca, por 70 mil pesos”, dijo en radio La Red Rosario, Alberto Serra, gerente de la Cámara de la Industria del Calzado y afines de Santa Fe, que representa a los fabricantes de toda la provincia. “No es una persona que cruza la frontera con una bolsa de residuos que pare dentro de la bolsa. Hay una sistematización donde la cantidad es muy importante y eso es ilegal”, agregó el referente del sector.
El contrabando de calzado, principalmente de zapatillas o piezas de menor valor, se podía palpar en las grandes ciudades, pero con el incremento de este delito hasta en los pueblos llegan unidades a precios irrisorios. Según los expertos en el comercio, cuando el dólar se estabiliza, se dispara casi de forma automática la piratería, en este caso por las rutas. Y eso golpea directamente con la industria provincial, que vio como el 29 de septiembre cerró Wyler's, la tercera fábrica más grande de la provincia, que llegó a tener 150 empleados y fabricar para Grimoldi.
A su vez, Serra sostuvo que mantuvieron reuniones con el gobierno nacional para mejorar la seguridad en las fronteras que derivó en la creación de la Policía Migratoria, recientemente anunciada.
Contrabando desde Bolivia y Paraguay
Entre los industriales del calzado circula la información: camiones y camiones cruzan las fronteras argentinas desde Bolivia y Paraguay y hasta Brasil. “Lo que antes eran ‘pasadores’, es decir, gente que llevaba en su cuerpo las zapatillas. Eran cientos de personas con 10 pares de zapatillas. Hoy por la cantidad que hay en la calle se nota que llegan en transporte. Es un contrabando institucionalizado”, cuenta una fuente consultada por La Capital. Esa misma fuente trazó la mecánica: “Tres kilómetros antes de ingresar a Jujuy hay un pueblo en Bolivia donde bajan la mercadería de los camiones. Pasan los vehículos, por un lado, las zapatillas por otro. Y vuelven a cargar los camiones del lado argentino”.
En las redes sociales, en el centro rosarino o locales enteros, en los corredores comerciales. También en los barrios o venta directa en departamentos. “Hay saladas y saladitas por todos lados. Eso molesta y mucho por la evasión fiscal y por las condiciones de los trabajadores”, retrató Serra analizando este fenómeno.
Serra explicó que los calzados que llegan del contrabando son copias “y muchas veces son de calidad, porque que sea trucha no quiere decir que sea malo”. Esto se dan porque al proliferar la tercerización de la fabricación, los mismos productores locales que trabajan con marcas de primera línea utilizan esos materiales para confeccionar calzados con otras marcas y la venden por su cuenta, impulsando el contrabando para llegar al mercado argentino. “Hay cosas feas y de mala calidad que utilizan determinados materiales, pero hay otros que tienen diferencias mínimas con los de primeras marcas. Es una competencia desleal e ilegal”, sentenció el referente del calzado santafesino, que planteó: “Soy de la industria nacional, pero yo contra los importadores legales no puedo hacer nada. El gobierno facilitó el ingreso y bajó impuestos, pero cumplen con todo y competimos".
Policía migratoria
Los industriales del calzado plantearon este tema ante las autoridades del Ministerio de Seguridad de la Nación a principios de 2025 y celebraron el reciente anuncio para la creación de la Agencia Nacional de Migraciones, una suerte de policía migratoria que busca fortalecer las fronteras argentinas y que estará a cargo de la cartera que desde hace semanas conduce Alejandra Monteoliva.
Antes, las fronteras estaban bajo vigilancia de civiles dependientes del Ministerio del Interior. Ahora, la nueva agencia coordinará el trabajo de la Policía Federal, la Aeroportuaria y la Gendarmería, similar a la policía migratoria de Estados Unidos.
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