Los tres últimos años marcados por la sequía que llegó de la mano del fenómeno de La Niña comenzaron a dar lugar, desde hace unos meses, al arribo de El Niño. Para Rosario y la región se espera un aumento en las precipitaciones acumuladas y las autoridades fijaron la atención en octubre, cuando arranca el período crítico de lluvias. Ante este panorama, se comenzaron a reforzar las tareas preventivas para que distintos efectores municipales sirvan como centro de recepción de consultas y problemas ante posibles complicaciones devenidas de los eventos meteorológicos.
El mapa del pronóstico de precipitaciones para el trimestre agosto-septiembre-octubre que brinda el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) no indica una posibilidad certera de mayor o menor cantidad de lluvias teniendo en cuenta las referencias para esta época del año. Pero el sólo hecho de que el gráfico no exhiba a Rosario dentro de una zona dominada por alguna variante de la escala de tonos marrones (indicadores de porcentajes de precipitaciones inferiores a lo normal) ya es una novedad, teniendo en cuenta las condiciones de sequía que se vivieron en los tres últimos años.
El director de Gestión de Riesgos, Gonzalo Ratner, anticipó a La Capital que la atención debe posarse al terminar dicho trimestre hasta abril ya que es para ese período que se esperan precipitaciones por encima de los valores normales que puedan traer inconvenientes en distintas zonas de la ciudad.
“En el último informe del SMN estamos en una fase de transición y con un 98% de posibilidades de que este trimestre ya estemos por completo dentro de la fase El Niño. Eso significa, para nuestra región, lluvias por encima de lo normal en meses que tienen bajo promedio de acumulados de precipitación, por más que tengamos un pequeño excedente”, explicó. La preparación, entonces, apunta a tener todo listo para octubre.
“Buscamos diagramar pequeñas obras realizables antes del período de lluvias y mucho mantenimiento de lo existente”, dijo el funcionario, para detallar: “Se están fortaleciendo los puntos de referencia, que son lugares municipales que están cerca de sectores que pueden ser vulnerables. Tenemos un protocolo que se amplió en el último Niño y la idea es replicar eso, de que centros de distrito, centros de salud o centros de convivencia barrial sean el primer lugar al que el vecino pueda presentarse a contar su problema o a buscar información”.
“Estamos en una etapa de trabajo con las mesas de coordinación de los centros de distrito. Llevamos insumos, levantamos inquietudes que nos plantean. Es un ida y vuelta para armar respuestas rápidas más allá de la planificación y de los protocolos por si hay que desarrollar algo mayor, como una evacuación”, explicó.
Ratner dijo que el último Niño que vivió la ciudad, en el verano 2015-2016, fue uno de los tres peores de los últimos 50 años y uno de los más fuertes de la historia. Para entonces, hubo tareas de relocalización en distintos puntos (el arroyo Saladillo fue uno de los lugares críticos, donde la cascada experimentó un corrimiento por las lluvias intensas y la crecida del curso de agua obligó a reubicar todas las viviendas que se encontraban en la margen) y para esta ocasión se hace foco en las cuestiones preventivas.
>> Leer más: Rosario tuvo el mes de julio más caluroso desde que hay registros de la temperatura
El Mangrullo fue otras de las zonas donde se modificaron ubicaciones dentro del mismo barrio. Ratner recordó que había viviendas con riesgo de quedar muy cerca de la barranca del río Paraná y que se reubicaron las familias que estaban en los puntos “más bajos” de la zona. “Por ese fenómeno, el río llegó a los 5,55 metros y estuvimos casi dos meses sobre el nivel de alerta para Rosario (estipulado en 5 metros, según el Instituto Nacional del Agua). Ese año no tuvimos evacuados gracias a esas reubicaciones”, contó.
Según las estimaciones y los pronósticos que se revisan en la Dirección de Gestión de Riesgo, no se espera algo similar para los eventos meteorológicos derivados de El Niño que llegarán en breve. De todos modos, Ratner fue cauto y remarcó la importancia del fenómeno y que “venimos de tres años muy secos, podemos tener lluvias extraordinarias, con promedios mensuales por encima de lo normal y anegamientos locales”.
Nuevas funciones
Este fenómeno será el primero de consideración para la Dirección General de Gestión de Riesgos y Protección Civil, que se creó por decreto a finales de junio y marca una reconfiguración de las tareas de Defensa Civil para que se adapte a demandas contemporáneas. Se modificó el organigrama y la estructura para dar respuestas ante este y otros tipos de sucesos pero, además, para prevenir y mitigar daños provocados por los mismos y para colaborar en distintas tareas de recuperación.
Además de nueva organización, la dirección sumó personal (pasó de 90 a 130 agentes) y tiene previsto agregar infraestructura, movilidad propia y ya trabaja, pensando en las eventuales complicaciones derivadas de las precipitaciones por El Niño, con otras áreas municipales como Parques y Paseos, Hidráulica, y las secretarías de Ambiente, de Desarrollo Social y de Salud.