Turnos de hasta 16 horas, unidades con problemas mecánicos, falta de descanso, eran algunas de las malas condiciones laborales que sufrió Aníbal Pontel (53) y sus compañeros choferes de la línea Metropolitana, desde que fue adquirida por Monticas. Así lo aseguró la familia del hombre que manejaba el ómnibus interurbano que el último viernes por la mañana colisionó de frente contra otro de la misma empresa en el trayecto que separa la vecina localidad de Pérez de Zavalla, dejando un tendal de 34 heridos y 12 muertos, entre ellos ambos conductores
LaCapital se acercó ayer hasta la casa de barrio Belgrano de la familia Pontel, que el mismo Aníbal había construido con sus propias manos y refaccionaba cada día libre, incluso en vacaciones. Sobre la mesa del comedor hay fotos del cumpleaños de 15 de Brenda, su hija, tomada unos 10 meses antes de la tragedia. En la imagen todos sonríen. "Esta era nuestra familia", dice Sandra Amez, su esposa, con la voz entrecortada por el dolor.
La misma Sandra detalló el calvario diario que sufrían los trabajadores de la empresa desde hace unos dos años, cuando la línea dejó de llamarse Santafesina al ser adquirida por Monticas. " l amaba ese trabajo pero se quejaba de las malas condiciones. Como era uno de los más nuevos le daban los coches más antiguos, con motor adelante, que hacen ruido y emanan calor. Sin cinturones de seguridad ni apoyacabezas, con los asientos sueltos", enumeró. "Ni siquiera tenían baño en las puntas de línea, porque desarmaron la miniestación de Plaza Sarmiento. Le tenían que pedir a los pasajeros que les presten sus casas", contó Sandra, que además recordó que los turnos de trabajo "iban de 10 hasta 16 horas, cuando le tocaba hacer doble jornada porque no había choferes suficientes". Y agregó que sólo tenían 6 francos cada 30 días.
"Ellos sabían que no trabajaban seguros y que la gente viaja como ganado. Por eso elevaban cada noche al terminar el turno las planillas con las quejas, pero al otro día los coches estaban igual, nunca hacían mantenimiento", aseguró la mujer.
Críticas al gremio
La hermana de Aníbal, Griselda, denunció que "no sólo la empresa, el sindicato (UTA) tampoco dio la cara". "El delegado ni aparecía, mi hermano y sus compañeros querían armar otra lista para cambiar esta situación, pero no llegó ni a postularse". Al día de ayer, nadie se había comunicado todavía con ellos: se enteraron de la muerte de Pontel por los medios de comunicación.
En tanto Ernesto, su cuñado, definió a Aníbal, como "un tipo muy querido, destacado por los pasajeros como uno de los más educados". De hecho, mencionó que al velatorio concurrió un grupo de estudiantes y trabajadores a los que llevaba todos los días a Zavalla. La familia contó con tristeza que muchos conductores, colegas de Pontel, tuvieron que irse del velorio para volver a subirse a las unidades y retomar el servicio. "Todos saben que les podía haber tocado a ellos", afirmaron.
Sobre el día fatal, Amez dijo que creen que "reventó un neumático, estamos seguros de que el coche que él manejaba ese día estaba en malas condiciones", remarcó. "Era algo que se veía venir, acá hay responsabilidades desde el gobernador para abajo. Por eso nos vamos a juntar con la familia de Gustavo Souza (el otro chofer fallecido), para ver si logramos que algo cambie", lamentó la mujer, que adelantó que participará de las manifestaciones en la localidad de Zavalla.