La policía de la provincia rusa de Krasnodar detuvo a una familia de caníbales que hacía conservas con sus víctimas, informaron los medios de ese país.
La policía de la provincia rusa de Krasnodar detuvo a una familia de caníbales que hacía conservas con sus víctimas, informaron los medios de ese país.
Los agentes de policía pudieron encontrar pruebas fiables de al menos siete asesinatos cometidos por la pareja. Los restos de los cuerpos fueron encontrados en el freezer de la familia, informó el portal ruso Life.
Los acusados declararon que habían empezado a secuestrar y matar a gente en el lejano 1999. Se cree que a partir de entonces la pareja se ha comido a más de 30 personas.
La investigación determinó que la pareja hacía conservas con sus víctimas.
Por su parte, los vecinos de la vivienda en la que la pareja había vivido se quejaron del olor desagradable que siempre desprendía su habitación. "Siempre que queríamos entrar en su habitación, empezaban los gritos salvajes. Nata [la esposa del caníbal] es una mujer escandalosa y furiosa, por eso no nos arriesgábamos mucho", dijeron los vecinos, citados por el medio. Hace varios días la policía encontró en la ciudad rusa de Krasnodar una bolsa y un cubo con los restos de un cadáver femenino.
Posteriormente, los agentes detuvieron a un hombre de 35 años después de que una brigada de obreros que pavimentaba el asfalto encontrara en una calle de la localidad un móvil en el que descubrieron imágenes espeluznantes. En una de ellas, el hombre posaba supuestamente con los restos de una mujer.
Según el canal de Telegram Life Shot, el hombre se llamaría Dmitri B, de 35 años de edad, y se dedicaba a la reparación de pisos, mientras que su esposa, Natalia, trabajó de enfermera en la Academia de Pilotos de Krasnodar.
Posteriormente, la Fiscalía de la provincia de Krasnodar confirmó que la policía había detenido a un matrimonio sospechoso de haber descuartizado a una mujer y que estaba implicado en otros crímenes.
arrestados. Natalia y Dmitri habrían comenzado a matar gente en 1999.
Por Martín Stoianovich