Luego declaró Juan Manuel Pereyra Rozas, otro de los amigos que veraneaba con la víctima, quien dijo que no podía precisar quiénes atacaron a Fernando, pero sí identificó a Luciano Pertossi como el imputado que lo golpeó a él mismo y a otro amigo, Tomás D'Alessandro, dentro del boliche, y que lo “incitaba a pelear”.
Aseguró además que él también fue agredido afuera de Le Brique, “desde atrás”, sin poder ver quién lo había golpeado.
Antes, otro amigo de ellos, Franco Cervera, dijo que no vio quién le pegó a Fernando, aunque identificó a Ayrton Viollaz entre los agresores y como quien “arengaba” al resto.
Tras cerrar la ronda de testimonios de amigos, se sentó ante el TOC 1 el jefe de seguridad del boliche, Alejandro “Chiqui” Muñoz, quien fue testigo del ataque y aseguró que uno de los imputados que utilizaba “rodete” -en referencia presuntamente a Matías Benicelli- fue quien pateó “en la cabeza” a Fernando y que desde ese momento “no se levantó nunca más”, pese a lo cual otros agresores “le siguieron pegando”.
“Se turnaban para pegarle”, describió el empleado de seguridad.
Antes, durante la mañana, fue el turno de declarar de Pablo Ventura, de 24 años, el remero detenido en la ciudad de Zárate tras ser incriminado falsamente por algunos de los rugbiers en el inicio de la investigación del crimen de Báez Sosa.
El joven, que conocía a los rugbiers “de vista” porque vivían en la esa ciudad, dijo que conformaban un “grupo problemático” y que “peleaban después de las jodas y los boliches”.
Además, explicó que únicamente había tenido tiempo atrás un cruce de miradas en un boliche de Zárate con uno de ellos, Lucas Pertossi, porque una vez “habló mal de él”.
Sobre cómo se comportaban los rugbiers en Zárate, dijo que los había visto “pelear en grupo, siempre, tres cuatro, cinco contra dos personas, siempre eran mayoría”.
En un tramo de su declaración, el remero manifestó que fue involucrado en la causa porque “alguien” lo “había nombrado e inculpado”, aunque no sabe quién, ya que tiene entendido que no consta en el expediente.
Luego recordó que horas antes de ser apresado había compartido con un grupo de amigos la noticia sobre el crimen de Fernando, a partir de información difundida por medios de comunicación.
En ese sentido, en la audiencia se exhibieron por pedido de la fiscalía una serie de chats que intercambiaron con amigos en esas horas, en los que señalaba: “Tremendo man. Si. Los odio a Lucas Pertossi más que nada. Y Benicelli también”.
En otro de esos diálogos por Whatsapp, se registró lo que conversó con amigos tras ser detenido, antes de que le quitaran el teléfono celular en la seccional de Campana: “Si me nombró alguno fue Pertossi, para hacerse el gracioso. Te juro que se la pego, alta bronca”.
Sobre el cierre de su testimonio, Ventura graficó el impacto que tuvo en su vida este incidente: “Después no pude salir durante dos meses a la calle, antes de la pandemia, porque la gente me reconocía, y simplemente perdí la privacidad”.
Al retirarse de la sede judicial, el remero dijo que en la audiencia los rugbiers no lo quisieron ver a la cara y que le gustaría algún día “escuchar una explicación” de por qué lo nombraron.
“Fue muy de cobarde nombrar a alguien cuando fuiste vos quien lo hizo. Ellos nunca me dijeron nada a la cara. Sentí que fue un gran alivio declarar. Las preguntas que me hicieron Burlando y Tomei me ayudaron a liberarme eso que tenía guardado. Mi vida ahora está tranquila (...) espero que se haga justicia”, expresó.
Ventura había sido detenido horas después del crimen en su casa de Zárate por pedido de la Unidad Funcional de Instrucción 6 de Villa Gesell, sin que quedara claro en el marco de la causa cómo llegó su nombre a la lista de sospechosos.
El joven había salido a cenar la noche del 17 de enero de 2020 con su familia a un restaurante de Zárate y tras ello se fue a dormir sin imaginarse que horas después quedaría detenido por un asesinato cometido a unos 470 kilómetros de donde él se encontraba.
Tras permanecer cuatro días preso, fue liberado y, más tarde, el 4 de febrero de 2020, sobreseído por el juez de Garantías de esa localidad balnearia, David Mancinelli.
Se espera que declaren también efectivos policiales que trabajaron en el lugar del crimen, entre ellos uno que atendió a la víctima minutos después del ataque.
La audiencia fue presenciada por los padres de Fernando, María Graciela Sosa y Silvino Báez, quienes regresaron a los tribunales pesar de que anteayer la madre se descompensó mientras escuchaba un testimonio y debió ser asistida.
También permanecen en el banquillo de los acusados desde el primer día los ocho rugbiers acusados: Máximo Thomsen, de 23 años; Enzo Comelli, de 22; Matías Benicelli, de 23; Blas Cinalli, de 21; Ayrton Viollaz, de 23) y Luciano, de 21, Ciro, de 22, y Lucas Pertossi, de 23.
"No me querían ver" advirtió el remero
En tanto, Pablo Ventura, el remero de Zárate que fue incriminado falsamente por los rugbiers en las primeras horas de la investigación del crimen de Fernando Baéz Sosa en la ciudad bonaerense de Villa Gesell, dijo hoy tras su declaración ante el Tribunal de Dolores que “ninguno” de los ocho imputados pudo a mirarlo “a la cara” y sostuvo que “le gustaría” escuchar una explicación de por qué lo mencionaron.
“Me molestó que me hayan nombrado. Ellos no me quisieron ver (en la audiencia). Nunca me dijeron nada a la cara”, aseguró Ventura (24) sobre los ocho rugbiers, al retirarse del edificio judicial donde el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores lleva acabo el juicio por el crimen de Báez Sosa, de 18 años.
El remero dijo a la prensa que su declaración “fue simple” y que duró “entre 15 y 20 minutos”, para luego darle lugar a su padre, José María, el segundo testigo de la tercera jornada.
“Fue muy de cobarde nombrar a alguien cuando fuiste vos quién lo hizo. Perdí mi privacidad después de esto. Especialmente los dos meses después que pasó el hecho. Me gustaría escuchar una explicación del por qué me nombraron”, sostuvo el joven.
Ventura aseguró que sintió “un gran alivio” al declarar y que las preguntas que le formularon ambas partes lo ayudaron a liberarse.
Por último, añadió que ahora su vida “está tranquila” y que espera que se haga justicia.
Más temprano, antes de ingresar al Palacio de Tribunales, Ventura había dicho a la prensa que no sabía cómo se iba a sentir cuando tuviera a los imputados frente a frente, aunque adelantó: “Con buena cara no los voy a mirar”.
“Yo los conocía de vista, es una ciudad chica Zárate, hay un solo boliche y nos cruzábamos ahí”, recordó al referirse a los imputados.
En una entrevista que tiempo atrás dio a Télam, Ventura recordó cómo fueron los momentos en los que la policía llegó a su casa el mediodía de aquel 18 de enero y lo trasladó a la sede policial de Campana.
“Me dijeron que sólo tenía que ir a testificar a Campana, recién ahí me dicen que debían llevarme a Villa Gesell. Yo no sabía nada de lo que había pasado. Al llegar allá, me dicen que me acusaban de asesinato. Fue una situación horrible”, recordó.
El joven contó que fue trasladado en patrullero a la localidad balnearia y que estuvo tres días detenido en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI), en una celda “totalmente solo”.
“El primer día fue horrible, todos me miraban como si yo fuera el asesino”, dijo el remero.
Finalmente, por falta de pruebas y tras comprobarse que no había salido de Zárate la noche del hecho, Ventura fue excarcelado el 21 de ese mismo enero de 2020 por pedido de la fiscal de Villa Gesell a cargo de la causa, Verónica Zamboni, y la orden del juez de Garantías David Mancinelli.
"Siempre peleaban en mayoría: tres, cuatro o cinco contra dos"
Pablo Ventura, de 24 años, el remero detenido en la ciudad de Zárate e incriminado falsamente en la investigación del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa en la ciudad bonaerense de Villa Gesell, dijo ayer que los rugbiers imputados por el homicidio conformaban un “grupo problemático” y que “peleaban después de las jodas y los boliches, pero siempre cuando eran mayoría: tres, cuatro o cinco contra dos personas”.
Además, al dar inicio con su declaración a la tercera audiencia del crimen que se realiza en los tribunales de Dolores, el joven dijo que conocía a los acusados “sólo de vista”, y que únicamente había tenido tiempo atrás un cruce de miradas en un boliche de Zárate con uno de ellos, Lucas Pertossi.
“Nos miramos mal en el boliche con Lucas Pertossi porque una vez habló mal de mí, como que yo le parecía un tonto”, dijo el joven ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores.
Aseguró además que “varias veces a la salida del boliche” había visto a los rugbiers “pelear en grupo, siempre, tres cuatro, cinco contra dos personas, siempre eran mayoría” y que para él era “un grupo problemático”, ya que “se peleaban después de las jodas y los boliches”.
Declaró a su vez cómo supo de qué lo acusaban al llegar detenido a Villa Gesell: “Me dijeron que alguien me había nombrado, en la causa no dice, pero me dijeron eso. Alguien me había nombrado e inculpado”.
“Hasta donde tengo entendido, en la causa no dice quién me nombró”, subrayó el joven en su testimonio, tras una pregunta del defensor, Hugo Tomei.
Luego recordó que horas antes había compartido con un grupo de amigos la noticia sobre el crimen de Fernando, a partir de información difundida por medios de comunicación.
En ese sentido, en la audiencia se exhibieron por pedido de la fiscalía una serie de chats que intercambiaron con amigos en esas horas, en los que señalaba: “Tremendo man. Si. Los odio a Lucas Pertossi más que nada. Y Benicelli también”.
En otro de esos diálogos por Whatsapp, se registró lo que conversó con amigos tras ser detenido, antes de que le quitaran el teléfono celular en la seccional de Campana: “Si me nombró alguno fue Pertossi, para hacerse el gracioso. Te juro que se la pego, alta bronca”.
“¿Odia a alguno de los imputados?”, le preguntó a continuación Fernando Burlando, representante de la familia de la víctima, y el joven respondió “no”.
Sobre el cierre de su testimonio, graficó el impacto que tuvo en su vida este incidente: “Después no pude salir durante dos meses a la calle, antes de la pandemia, porque la gente me reconocía, y simplemente perdí la privacidad”.
Al retirarse de la sede judicial, el remero dijo que en la audiencia los rugbiers no lo quisieron ver y que le gustaría algún día “escuchar una explicación” del por qué lo nombraron.
“Fue muy de cobarde nombrar a alguien cuando fuiste vos quien lo hizo. Ellos nunca me dijeron nada a la cara. Sentí que fue un gran alivio declarar. Las preguntas que me hicieron (el abogado Fernando) Burlando y (el defensor, Hugo) Tomei me ayudaron a liberarme eso que tenía guardado. Mi vida ahora está tranquila (...) espero que se haga justicia”, expresó.
Antes de ingresar a los tribunales, Ventura había asegurado que no lo sorprendió lo que hicieron los ocho acusados del crimen porque ya habían tenido peleas.
En la jornada de ayer también declaró el padre del remero, José María Ventura, quien durante sólo cinco minutos ante el tribunal dijo que la incriminación de su hijo fue “un acto de cobardía total”, y apuntó a los ocho rugbiers imputados y también a los dos que fueron sobreseídos, Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, como “unos cobardes”.
Ventura había sido detenido horas después del crimen en su casa de Zárate por pedido de la Unidad Funcional de Instrucción 6 de Villa Gesell, sin que quedara claro en el marco de la causa cómo llegó su nombre a la lista de sospechosos.
El joven había salido a cenar la noche del 17 de enero de 2020 con su familia a un restaurante de Zárate y tras ello se fue a dormir sin imaginarse que horas después quedaría detenido por un asesinato cometido a unos 470 kilómetros de donde él se encontraba.
Fueron detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Campana quienes lo apresaron en Zárate luego de que uno de los entonces diez rugbiers involucrados en el caso lo señalara como sospechoso del crimen de Fernando y permaneció cuatro días preso hasta que fue liberado y, más tarde, el 4 de febrero de 2020, sobreseído por el juez de Garantías de esa localidad balnearia, David Mancinelli.
En la jornada de ayer también declaró un amigo de Fernando que formaba parte del grupo que veraneaba en Villa Gesell, Franco Cervera, quien dijo que no vio quién le pegó a la víctima, aunque identificó a Ayrton Viollaz entre los agresores y como quien “arengaba”.
La audiencia fue presenciada por los padres de Fernando, María Graciela Sosa y Silvino Báez, quienes regresaron a los tribunales pesar de que anteayer la madre se descompensó mientras escuchaba un testimonio y debió ser asistida.
También permanecen en el banquillo de los acusados desde el primer día los ocho rugbiers acusados: Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23).
Ayer, en una extensa jornada judicial, cinco amigos de Fernando identificaron a Thomsen, Luciano Pertossi y Comelli como los agresores que en un principio atacaron a “patadas en la cabeza” y golpes en “el pecho y la mandíbula” al estudiante de abogacía, y al menos dos de ellos lo agredieron cuando estaba “en el piso” frente al boliche Le Brique de Villa Gesell, en la madrugada del 18 de enero de 2020.
"No hay nada más miserable que acusar a un inocente y privarlo de la libertad"
Por su parte, Fernando Burlando, el abogado que representa a los padres de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado presuntamente por ocho rugbiers en la ciudad bonaerense de Villa Gesell en 2020 manifestó ayer que “no existe actitud más miserable en la vida que acusar a un inocente y privarlo de su libertad”, al referirse a la falsa incriminación del remero Pablo Ventura por parte de los rugbiers imputados de homicidio.
“Estoy a muy corto tiempo de empezar a insultar a todo el mundo. ¿De qué se ríen hijos de puta? No se pueden reír de nada”, aseveró Burlando luego de la declaración de Ventura, cuando los medios le preguntaron si en la audiencia algunos de los acusados comenzó a reírse.
En ese sentido, el abogado lanzó: “A pesar de que se rían de una cuestión que no tiene que ver con el juicio, en este templo que es la sala de audiencias además están los padres de Fernando, no pueden hacerlo. Si hicieron eso, son unos reverendos hijos de puta”.
Antes del comienzo de la tercera jornada de debate en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores, el letrado había asegurado que el remero “fue acusado injustamente”.
“Si sos inocente, hacés lo de Ventura (ponerse a disposición de la Justicia); si no los sos, desviás la acción de la Justicia diciendo que la zapatilla tuya, que era número 41 y de (Máximo) Thomsen, decís que es de Ventura que calza 50”, expresó el letrado, y añadió que dicho elemento “es una prueba contundente, que más allá de la huella de la suela reproducida en la piel de Fernando, tenía ADN”.
“En los códigos de la calle y de la vida no hay actitud más miserable que acusar a un inocente y privarlo de la libertad”, aseguró.
Por último, el abogado se refirió al testimonio de Tomas D'Alessandro, uno de los amigos de Fernando que fue golpeado junto a él y que declaró anteayer en el juicio: “Tomás fue uno de los chicos que más arriesgó. Intentó por todos los medios salvar a su amigo y se nota la brutalidad de las patadas. Entonces cómo le habrán pegado a Fernando patadas si las de Tomás fueron tremendas”, concluyó.