El humorista gráfico Felipe Miguel Ángel Dobal falleció a los 95 años en su casa-taller de Temperley. Durante 45 años dibujó en el matutino Clarín. Primero con su clásico "Recuadros de actualidad" y más tarde con "De la crónica diaria".
El humorista gráfico Felipe Miguel Ángel Dobal falleció a los 95 años en su casa-taller de Temperley. Durante 45 años dibujó en el matutino Clarín. Primero con su clásico "Recuadros de actualidad" y más tarde con "De la crónica diaria".
Fue un pionero del humor en diarios y publicó por primera vez el 14 de abril de 1958 en la tapa de la por entonces "Segunda Sección" de Clarín. Sus dibujos no faltaron un sólo día durante las siguientes cuatro décadas y media.
Para inspirarse, se levantaba a primera hora, leía todos los diarios y, entre las noticias, surgía el chiste que se publicaría al día siguiente. El sábado 6 de septiembre de 2003 se despidió con el dibujo de una lágrima. "Lectores, esto refleja el estado emocional; sólo una lágrima deja quien hoy se aleja", escribió en su ya legendario espacio en la contratapa del diario porteño.
En 2013 obtuvo el reconocimiento de "Personalidad Destacada de la Cultura" por la Ciudad de Buenos Aires. Había estudiado con otro grande del humor gráfico, Lino Palacio, y terminó siendo uno de los primeros en recalar en Clarín, para más tarde ser acompañado por Fontanarrosa, Caloi, Guinzburg, Bróccoli, Aldo Rivero, Crist, Landrú, Viuti, Tabaré, Altuna, Sendra y muchos otros.
Tenía seis hijos, 18 nietos y 12 bisnietos.
En una nota con Clarínweb repasó: "Se aprende copiando. Se lo he dicho a todos los chicos que me han venido a consultar en mi vida, que han sido centenares, entre ellos Caloi. Siempre les he dicho: no te preocupes si copiás, ya vas a soltar todo. En la vida se aprende copiando, y ojalá copiemos de lo bueno".
A los 16 años ya hacía chistes deportivos y reconstrucción de hechos policiales para "El Atlántico", un diario de Bahía Blanca. A los 22 comenzó en la revista "Don Fulgencio", que dirigía Lino Palacio. Además, durante 27 años publicó "El detalle que faltaba" en el diario La Razón, en el cual también salía otra de sus creaciones: "Dramas Clasificados". En su carrera, el humorista vivió infinidad de cambios y transformaciones que afectaron al modo de hacer humor y la rapidez en que esos mensajes se esparcían por todo el planeta. "Uno de mis hijos, Juan Pablo, es pianista y vive en Amsterdam, Holanda. Y resulta que ahora me llama todas las mañanas para decirme qué lindo dibujo publiqué. Porque él se levanta y lee todo el diario por Internet. Así que no sólo ve el dibujo sino que también lo imprime y además lo guarda", contaba maravillado.