Llegar al centro en transporte público y no en auto supone un aporte al medio ambiente, a reducir el caos en el tránsito, y según un estudio también mejora el estado físico.
La edición digital de la publicación científica The British Medical Journal difunde esta semana los primeros datos de un estudio sobre la relación entre la salud de las personas y el medio de transporte que hacen servir para llegar al puesto de trabajo.
El estudio constata que las personas que caminan o usan la bicicleta en combinación con los transportes públicos tienen más salud y menos grasa corporal que las personas que utilizan exclusivamente los vehículos privados motorizados (básicamente, el coche). El estudio se basa en los datos de más de 7.000 personas en el Reino Unido pero todo hace pesar que los resultados son extrapolables a la mayor parte de las sociedades industrializadas.
Los beneficios de la actividad física son bien conocidos, y diversos estudios sugieren desde hace años que los viajeros activos -las que caminan, van en bicicleta y transporte público- tienen menos riesgo de padecer sobrepeso. Los autores del nuevo estudio, no obstante, reconocen que existen pocos datos contrastados sobre la relación entre medio de transporte y sobrepeso.
Motivos de la nueva investigación
Mejorar este tipo de datos es el motivo del trabajo que ahora presenta este equipo de investigadores de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical y de la University College London. En concreto, los expertos han relacionado el medio de transporte con dos marcadores conocidos para la obesidad: el índice de masa corporal (IMC) y porcentaje de grasa corporal.
Después de analizar 7.534 mediciones de IMC y 7.424 datos de porcentaje de la grasa de otros tantos hombres y mujeres que participan en un estudio general de salud en el Reino Unido, los investigadores llegaron a conclusiones realmente interesantes.
Los hombres que viajaron a diario a través de los modos públicos o activos tenían puntuaciones de IMC en torno a 1 punto más bajos que los que utilizan el transporte privado, lo que equivale a una diferencia de peso de 3 kg para el hombre medio.
Las mujeres que viajaron a diario a través de transporte público o activos tenían puntuaciones IMC alrededor de 0,7 puntos más bajos que sus contrapartes que utilizan el transporte privado, lo que equivale a una diferencia de peso de 2,5 kg para la mujer promedio.
Resultados para porcentaje de grasa corporal fueron similares en tamaño y significado. Y las asociaciones entre medio de transporte y peso se mantuvieron después de ajustar por varios posibles factores de confusión, como la edad, la presencia de una enfermedad o discapacidad que limita, ingreso mensual, clase social, nivel de actividad física en el lugar de trabajo y la dieta.
Los investigadores reconocen que su estudio muestra una relación estadística que debería ser contrastada con trabajos de mayor detalle pero recuerdan que “el uso del transporte público, caminar y pedalear en el viaje hacia y desde el trabajo debe ser considerada como parte de las estrategias para reducir la carga de la obesidad y las condiciones de salud relacionadas".