La presidenta Cristina Fernández de Kirchner consideró ayer desde China que el discurso de la
Iglesia Católica argentina en contra del proyecto oficial para el casamiento entre personas del
mismo sexo “parece de la época de las Cruzadas” y advirtió que el despacho de comisión
del Senado sobre unión civil (alternativo al gubernamental) “viola la
Constitución”.
La mandataria dijo sentirse “sorprendida” y “preocupada” por
“expresiones que hablan de un proyecto del demonio”, y dijo que tales apreciaciones
“remiten a los tiempos de la Inquisición”.
Fernández de Kirchner instó por tanto a “discutir, disentir, pero en un marco de
racionalidad, sin estigmatizar al otro porque piensa diferente y fundamentalmente sin violar la
Constitución, porque en definitiva el despacho que sacó el Senado respecto de la unión civil viola
la Constitución”.
Al respecto, indicó que el proyecto “vino una media sanción de Diputados y lo que tiene
que hacer Senadores es, como cámara revisora, si no está de acuerdo, transformar eso que vino en lo
que quiera porque puede hacer la reforma que quiera, y volver a la Cámara de origen esta norma que
está tratando”.
Fernández de Kirchner se refirió a este y a otros temas en una rueda de prensa que brindó a
periodistas argentinos en China, en donde ayer inició su misión oficial.
“El debate debe volver a su cauce normal, sin Cruzadas, acá no hay demonios”,
aseguró.
Sobre la fuerte polémica instalada alrededor del proyecto, la mandataria dijo estar “un
poco sorprendida por el temor, el tono y el contenido que ha tomado” y apuntó:
“Preocupa escuchar ciertas expresiones, cuando se habla de Dios, del proyecto del
demonio” y concluyó que “son cosas que remiten a tiempos de la Inquisición”.
En directa alusión a los integrantes de la Iglesia, mencionó a “aquellos que deberían
instar a la paz, a la tolerancia, al diálogo, o por lo menos eso siempre dijeron en sus
documentos” que emiten sobre el estado de situación del país.
También cuestionó que desde el culto católico se invoquen “razones de derecho
natural” en contra del matrimonio gay, al expresar que “el matrimonio no es una
construcción de la Iglesia Católica, sino del Derecho Romano”.
La presidenta abundó haciendo una comparación. “Si miramos hacia el siglo pasado, en el
principal país del mundo, en los Estados Unidos, se pensaba que las personas de piel negra eran
inferiores, y hoy los Estados Unidos tienen un presidente que es negro”.
Por tanto expresó la posibilidad de que “esta discusión, en este tono, sea vista en unos
años como algo casi anacrónico”, y recordó que, con este proyecto, “no se obliga a las
personas a que se casen con otras del mismo sexo, sino que toma en cuenta una situación de
hecho”.
“Sería una distorsión terrible de la democracia que se negara ese derecho hacia las
minorías” advirtió la jefa de Estado, quien insistió en que el discurso de la Iglesia
“parece de la época de las Cruzadas”.
El Senado pondrá a consideración mañana un dictamen de la comisión de Legislación General que
rechaza el proyecto de casamiento homosexual y un despacho sobre unión civil. Autorizadas por la
Justicia, en el país ya se han realizado ocho bodas homosexuales.
De los senadores por Santa Fe ya han adelantado su voto a favor del proyecto gubernamental el
socialista Rubén Giustiniani y la peronista disidente Roxana Latorre. No se conoce aún la posición
de Carlos Reutemann.
Hoy se realizará una concentración nacional frente a la porteña Plaza de los Dos Congresos en
rechazo del matrimonio entre personas del mismo sexo.