La comunidad científica internacional manifestó en los dos últimos días su oposición a la postura de Donald Trump, quien vinculó el consumo del paracetamol durante el embarazo con el autismo en los niños. Ahora, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) salieron, directamente a desmentir el anuncio del Gobierno de Estados Unidos.
“La evidencia disponible no ha encontrado ningún vínculo entre el uso de paracetamol durante el embarazo y el autismo”, destacó la EMA en un comunicado. El organismo, que regula y aprueba medicamentos, señaló que el fármaco puede usarse de forma segura durante la gestación cuando sea necesario, aunque en la dosis y frecuencia más bajas, y siempre bajo recomendación médica.
La OMS, por su parte, puntualizó que “siguen siendo inconsistentes” las posturas que relacionan al autismo en los chicos con la toma de paracetamol por parte de las embarazadas. La OMS y la EMA descartan que haya que modificar las guías clínicas y recomendaciones sobre el uso del fármaco.
Trump en guerra contra el popular analgésico
Este domingo, Trump relacionó el autismo (cada vez más frecuentemente diagnosticado) con el uso del analgésico, uno de los más consumidos en el mundo y comercializado bajo la conocida marca Tylenol, en distintos países. En consonancia con su secretario de Salud, un reconocido antivacunas, Trump ha afirmado que el paracetamol “puede asociarse con un riesgo muy elevado de autismo” y añadió “que las mujeres deben limitar su uso”.
Muchos profesionales, argentinos y de otros países, aseguran que la postura del presidente estadounidense está alejada de la evidencia científica. Trump ha llegado a afirmar que las vacunas también pueden causar este trastorno.
Este tipo de reacciones del mandatario no son infrecuentes. En otros momentos de su vida recomendó tratamientos no comprobados científicamente, como cuando durante la pandemia recomendó tomar hidroxicloroquina, un antimalárico, que no estaba indicado para el coronavirus.
¿Qué es el autismo?
De acuerdo al Consenso sobre Diagnóstico y Tratamiento de Personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA), del Ministerio de Salud de la Nación, en Argentina, esta condición se refiere "a una afección del neurodesarrollo definida por una serie de características del comportamiento. De acuerdo al DSM-5 (el manual de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría) se presenta "con alteraciones en la comunicación y en las interacciones sociales, junto a otras características como comportamientos repetitivos, restringidos y estereotipados, generalmente con un impacto de por vida".
Las manifestaciones "son muy variables entre individuos y a través del tiempo, acorde al crecimiento y maduración de las personas".
Según el documento, existen múltiples factores y condiciones que se asocian con mayor prevalencia de TEA tales como:
Hermano con trastorno del espectro autista
Defectos de nacimiento asociados con malformaciones del sistema nervioso central y/o disfunción, incluyendo parálisis cerebral
Edad gestacional al nacimiento menor a 35 semanas
Padres con historia de esquizofrenia/psicosis /trastornos del estado de ánimo o algún otro trastorno mental o del comportamiento
Uso de valproato (un anticonvulsivo) durante el embarazo
Discapacidad Intelectual
Encefalopatía neonatal o epiléptica, incluyendo espasmos infantiles
Malformaciones congénitas múltiples
Anomalías cromosómicas, tales como el síndrome de Down
Trastornos genéticos, tales como el síndrome de fragilidad del X
Distrofia muscular, esclerosis tuberosa, neurofibromatosis
"Los síntomas generalmente se presentan en etapas tempranas del desarrollo, pero pueden no manifestarse plenamente hasta que la exigencia de la actividad cotidiana supere las capacidades de los niños y niñas, y pueden ser enmascaradas por estrategias aprendidas en años posteriores. A pesar de su despliegue temprano, esta condición puede no diagnosticarse hasta unos años más tarde", agrega el consenso nacional.