Mientras avanza la tercera ola protagonizada por la variante Omicron, las salas de terapia intensiva vuelven a registrar actividad por encima de lo normal. La semana pasada se llegó a 139 muertes, el máximo desde septiembre. El sábado había 1.965 personas en terapia intensiva en todo el país. El ingreso de pacientes aumentó 22% en un mes. De ese ingreso, un 50 tiene algún déficit de vacunación, y el 80% tiene comorbilidades. Argentina registra 895.744 casos activos en el promedio de los últimos 15 días y un promedio quincenal de ocupación en UTI de 2036 camas.
"De los pacientes con Covid que ingresan, dos tercios requieren respirador. Una proporción menor que en las olas previas, pero es alto”, confió al diario Clarín Rosa Reina, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI). Reina explica que “hay que esperar” para tener la tasa de mortalidad exacta de la tercera ola, porque las muertes aparecen a los 25 días de los síntomas y aún no pasó ese tiempo desde la subida exponencial de casos, ya hay indicadores.
Los números son claros: el sábado había 1.965 personas en terapia intensiva, un aumentado de 22% en un mes. De los ingresados, un 50% tiene algún déficit de vacunación y el 80% tiene comorbilidades. Dicho crudamente: es más probable que muera una persona que no se vacunó o tiene sólo una dosis o, en menor medida, las dos, comparado con quien recibió tres dosis. Entre los no vacunados, mueren más quienes tienen comorbilidades.
A la vez, es más probable que, con dos dosis, tenga más riesgo quien sea mayor de 60 años y tenga diabetes, hipertensión u obesidad, alguna enfermedad respiratoria crónica o sea inmunosuprimido. Los hombres siguen mostrando mayores complicaciones que las mujeres.
Según los últimos datos de la SATI, del total de pacientes internados por cuadros graves el 50% tenía la vacunación incompleta o no iniciada. Del grupo de los no vacunados o con esquema incompleto, el 62% necesitó asistencia respiratoria, mientras que entre el grupo de vacunados completamente, el requerimiento de asistencia respiratoria bajó de manera neta, a 28%. En el pico de la segunda ola, casi el 90% necesitó oxígeno.
La edad, así como la falta de vacunación, volvió a tomar fuerza como factor de riesgo. A nivel país, más del 80% de los fallecidos son mayores de 60 años. “El porcentaje de fallecidos con más de 60 sobre el total volvió a los valores históricos, 82,9%. En la segunda ola cayó la edad, porque se estaba vacunando mientras ocurría. Ahora se vuelve al patrón original con los fallecidos”, dice Mauro Infantino, ingeniero en sistemas y desarrollador del sitio www.covidstats.com.ar.
La ocupación de camas UTI en el país era de 42,6% y del 42,5% en el AMBA, donde mayor presión hubo en las olas anteriores. Algunos confían demasiado en la presunta benignidad de Omicron. Entonces, ¿por qué siguen registrándose muertes? La respuesta es obvia: la enorme cantidad de casos que se registra produce muertes, aunque el porcentaje sea muy bajo. “Más casos, más chances de que ese porcentaje encuentre personas con comorbilidades o no vacunados o parcialmente vacunadas”, dice Reina. Además, el 24%, se detectan en el hisopado de rutina al ingresar a UTI por otras patologías. Es decir, llegan a un estado crítico sin haber sido diagnosticados por Covid, lo que retrasa obviamente el inicio del tratamiento específico.
El perfil de los internados tiene un promedio de 57 años y el 80% de los casos graves tiene comorbilidades. “La comorbilidad tiene un peso importante en el pronóstico. A nosotros se nos murieron personas mayores diabéticas y con EPOC que estaban hacía 15 días internadas por Covid. La mortalidad va a crecer a partir de ahora por la cantidad de casos. Un paciente que murió había recibido la segunda dosis hacía siete meses, deberían haberle dado la tercera”, reseña Carina Balasini, titular de la regional ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires de la SATI.
La tasa de mortalidad en la provincia de Buenos Aires es del 2,1%, y del 1,8% en la Capital Federal. Desde ambas jurisdicciones admitieron no tener los datos pormenorizados de las personas fallecidas. Faltan precisiones según edad, estado de vacunación o comorbilidades.
Pero el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, dio hace una semana un dato clave: “El 65% de los internados en terapia intensiva no están vacunados”. Su par bonaerense, Nicolás Kreplak, estimó que “4 de cada 5 muertes por coronavirus son en no vacunados”. Pero conviene subrayar que estas afirmaciones no vienen acompañadas por estadísticas, de manera que deben tomarse con pinzas.
Ante la falta también de datos nacionales sobre el perfil de fallecidos e internados en esta tercera ola, otras jurisdicciones aportan estadísticas útiles. En Córdoba, el 52% de los pacientes internados no inició el esquema de vacunación. Además, un 8% cuenta con una sola dosis y un 16% no recibió la tercera, pese a que ya estaba en condiciones. Tienen más de 65 años y comorbilidades. No se reportan más jóvenes u obesos, como ocurrió en junio y julio.
En Santa Fe, entre el 70% y 80% de los internados no están vacunados. Hubo 24 fallecidos por Covid en lo que va del año. Uno fue un bebé de 35 días de padres no vacunados; seis no tenían ninguna dosis, 11 tenían dos dosis y otros seis tenían las tres. El 70% de los fallecidos tenía más de 60 años. En cuanto a los factores de riesgo, muchos tenían más de dos y, a diferencia de lo que ocurre en Córdoba con los internados, la mayoría de quienes murieron este 2022 presentaba obesidad.
Otro dato que resalta es que la internación pediátrica en cuidados intensivos antes era casi nula y hoy representa el 10%. Entre este grupo se registró un 75% con vacunación incompleta o no iniciada. Y el 72% requirió ventilación mecánica, mientras que en el grupo de vacunados, el 38% necesitó respirador. En promedio, los internados tienen entre 4 y 5 años.
Cuando se pregunta si estos chicos se infectaron con Delta u Omicron, no hay respuestas claras. "No sabemos nada de la secuenciación genómica para conocer la variante”, advierte Reina. Es que este estudio solo lo puede hacer el Instituto Malbrán. Los hospitales y jurisdicciones subnacionales solo pueden informar la cantidad de casos positivos al PCR, que no indica la variante. Solo la provincia de Córdoba señala la proporción de cada variante, ya que cuenta con los equipos para hacer la secuenciación, pero no tiene el grado de certeza del Malbrán.
Para Arnaldo Dubin, jefe de Terapia Intensiva del Sanatorio Otamendi, el crecimiento en general de las muertes era esperable con “un desborde de casos así”, porque las vacunas no protegen al 100%. “Pero la gran mayoría de quienes mueren acá son muy añosos y tienen comorbilidades. Eso pasó en todo el mundo. La vacunación justamente hizo que este nivel de casos no se convierta en una catástrofe sanitaria”, concluye el médico.