Uno de los más conocidos asesinos seriales de los Estados Unidos, apodado "Torso Killer" (asesino del torso), Richard Cottingham, de 75 años, que cumple cadena perpetua por el asesinato de seis mujeres entre 1967 y 1980, se declaró culpable de otros cinco brutales asesinatos de mujeres. El apodo le viene porque a muchas de sus víctimas las desmembró y dejó solo el torso, marcado por sus mordeduras. Actuaba en la zona de Nueva York y Nueva Jersey. Era por entonces un joven programador de computadoras casado y con familia.
El asesino en serie admitió previamente haber matado a más de 100 personas, pero la policía solo lo ha acusado en 11 casos. Ahora también se declaró culpable de matar a Mary Beth Heinz, 21, Sheila Heima, 33, Laverne Moye, 23 y Maria Emerita Rosado Nieves.
El asesino en serie ha estado en prisión desde 1980 y condenado desde 1981 y cumple cadena perpetua en Nueva Jersey después de admitir el asesinato de seis mujeres entre 1967 y 1980.
El quinto asesinato por el que ahora fue condenado es de1968, de una profesora de baile Diane Cusick, de 23 años. Anteriormente se declaró inocente, pero los fiscales encontraron su ADN en la escena.
“No hay palabras para describir cuán malvado es usted”, le dijo la jueza del condado de Nassau, Caryn Fink, a Cottingham, quien compareció virtualmente.
Cottingham también se declaró culpable de matar a Mary Beth Heinz, 21, Sheila Heima, 33, Laverne Moye, 23 y Maria Emerita Rosado Nieves, según la revista The Rolling Stone. No está claro cómo las mató.
El fiscal Jared Rosenblatt dijo a las familias de las víctimas que espera que ahora puedan respirar tranquilos.
Cottingham era un programador de computadoras que tenía una familia cuando cometía los asesinatos.
"Espero que haya algo de justicia para todos ustedes sabiendo que por el resto de la vida de este acusado vivirá en una celda en Nueva Jersey", dijo el fiscal Jared Rosenblatt a las familias de las víctimas presentes en la sala del tribunal. Espero que hoy les traiga el cierre que todos buscaron durante los últimos 50 años."
El asesino se ganó su nombre porque cortó las extremidades de sus víctimas e incluso decapitó a algunas. Una vez admitió haber asesinado a 100 mujeres y niñas, pero la policía solo lo ha relacionado con 11 casos.
Cottingham se disfrazó de guardia de seguridad para engañar a la profesora de danza Cusick el día que fue a un centro comercial a comprar zapatos y nunca volvió a casa. El crimen ocurrió en el lejano año de 1968. Cusick fue encontrada en su auto afuera del Green Acres Mall en Valley Stream con cinta adhesiva alrededor de la boca y el cuello. La policía dijo que había sido violada, golpeada y asfixiada. Este es el crimen que reconoció ahora, en 2022, Cottingham. "Estoy seguro de que trató de luchar contra este animal, pero él era tan grande y ella tan pequeña", dijo Jim Martin, hermano de Cusick.
En otro caso reciente, Cottingham se declaró culpable en abril de 2021 de los asesinatos de Mary Ann Pryor, de 17 años, y Lorraine Marie Kelly, de 16 años.
Lass dos amigas dejaron sus hogares en North Bergen el 9 de agosto de 1974 para ir de compras a un centro comercial. Habían planeado tomar un autobús allí para comprar trajes de baño para un viaje a la costa de Jersey. Testigos de aquel momento le dijeron a la policía que las niñas estaban haciendo autostop y que se habían subido al auto de un hombre. Fueron encontradas cinco días después de su desaparición, identificadas por sus joyas cuando sus cuerpos desnudos y maltratados fueron descubiertos boca abajo en los bosques del condado de Bergen, en el norte de Jersey.
Cottingham admitió que secuestró a Pryor y Kelly, las llevó a una habitación de motel, las ató y violó. Dijo que las ahogó en la bañera de la habitación del motel antes de tirar sus cuerpos.
En 2010, Cottingham se declaró culpable del asesinato en 1967 de Nancy Schiava Vogel, una mujer de 29 años casada y madre de dos hijos que fue estrangulada dentro de su automóvil. La habían visto por última vez tres días antes, cuando salió de casa para jugar bingo con amigos en una iglesia local. Esta fue la primera víctima conocida de Cottingham. En 1979, Cottingham asesinó y decapitó a Deedeh Goodarzi, de 22 años, dentro de un motel de Times Square en Nueva York.
El asesino en serie ha estado en prisión desde 1981 y ha confesado tres de los asesinatos, incluidos los Jackie Harp, de 13 años, Irene Blase, de 18, y Denise Falasca, de 15, cuyos asesinatos tuvieron lugar entre 1968 y 1969.
Fue arrestado por primera vez en 1980 por intento de asesinato y violación de una prostituta de 18 años, Leslie Ann O'Dell, en un motel. Una mucama de un motel escuchó a una mujer gritar dentro de la habitación. Las autoridades la encontraron viva pero atada con esposas y con marcas de mordeduras y heridas de arma blanca.
Más tarde, O'Dell declaró que Cottingham le dijo durante el ataque: "Tienes que aceptarlo. Las otras chicas lo hicieron, tienes que tomarlo también. Eres una puta y tienes que ser castigada".
Dos semanas antes de su arresto, la policía encontró el cuerpo de Valerie Ann Street, de 19 años, en el mismo motel.
El cuerpo de Valerie Street estaba cubierto de marcas de mordeduras y brutalmente golpeado de una manera similar al de Maryann Carr, de 26 años, que había ocurrido en el mismo motel tres años antes, en diciembre de 1977.
La policía no vinculó el asesinato de Carr con Cottingham hasta después de su arresto.
La investigación posterior vinculó a Cottingham con los salvajes asesinatos de Deedeh Goodarzi, de 22 años, y una mujer no identificada, cuyos cuerpos, sin cabeza ni manos, fueron encontrados dentro de una habitación de hotel en llamas cerca de Times Square en diciembre de 1979. Por estos crímenes se ganó su apodo como "el asesino del torso" o "Torso killer".
Después de su arresto, la policía de Nueva York hizo comparaciones con los numerosos casos de agresión sexual sin resolver con características similares a los crímenes de Nueva Jersey. Allanaron la casa de la familia de Cottingham, donde encontraron una "sala de trofeos" secreta y cerrada que guardaba recuerdos de sus crímenes. Entre libros y obras de arte pornográficas se encontraban la llave del departamento de Maryann Carr y las joyas que pertenecían a otras víctimas.
La policía usó la evidencia encontrada combinada con una huella dactilar coincidente dejada en el asesinato de Valerie Street para condenarlo por sus crímenes. En esa época no existía la prueba de ADN.
Cottingham continuó confesando asesinatos décadas después, hasta hoy.