El temible viento Zonda, que este sábado amenazaba San Juan, además de Catamarca, La Rioja y Salta, no sólo produce daños físicos en casas y propiedades rurales. El brusco cambio de condiciones ambientales también afecta a la salud, y en especial a la salud psíquica de quienes padecen este viento seco y caliente que baja desde los Andes.
Según un trabajo científico dirigido por el Dr. Carlos Trad Fager, "Viento Zonda y salud" (https://www.saes.org.ar/revista/2013/vientozonda.pdf), los casos de Zonda débil o moderado, que son los que ocurren con mayor frecuencia, son considerados por la población local como eventos relativamente agradables cuando transcurren en la estación fría. En cambio, los turistas notan una sequedad pronunciada en la piel y en las fosas nasales que pueden dar origen a molestias en la respiración. En los casos de Zonda intenso esos síntomas se generalizan a toda la población.
Además, el polvo levantado por el viento arrachado origina infecciones en los ojos y vías respiratorias. La radiación solar que lo acompaña puede producir quemaduras en la piel. La situación más crítica se vive en las horas cercanas a la temperatura máxima, cuando la extrema sequedad y el viento en sí mismo hacen que la gente permanezca en sus casas.
Los efectos psicofísicos comienzan a producirse varias horas antes del comienzo del fenómeno en superficie: síntomas de abatimiento, languidez, angustia , dolor de cabeza, depresión, falta de coordinación, recrudecimiento de las enfermedades cardiovasculares, asma y aumento de la mortandad. En ciertos casos suele darse una irritabilidad desusada. En algunos tribunales de Medio Oriente admiten desde la Antigüedad como atenuante ante crímenes o agresiones el hecho que soplara el Hamsin, un viento muy similar al Zonda.
Se sabe desde la Antigüedad que clima y tiempo atmosférico afectan a la salud y al bienestar de los seres humanos. En el siglo VI a. de C., Hipócrates, padre de la medicina, escribió sobre la íntima relación entre tiempo y salud haciendo mención a los efectos nocivos de los vientos del Sur. Actualmente, los científicos de todo el mundo afirman que gran parte de la población es vulnerable a los cambios bruscos de temperatura, humedad y presión atmosférica. Se denominan personas "meteorosensibles" o "meteorolábiles". Las variaciones del tiempo atmosférico provocan en estas personas la aparición de estados psicopatológicos que se desencadenan como consecuencia de cambios y variaciones en la actividad neurotransmisora central.
En la provincia de Mendoza fue Luis Nilo Gonzales quien abrió una faceta poco explorada sobre los efectos que produce el viento Zonda en la salud. Pero es el Dr. Benigno Gutiérrez, médico psiquiatra mendocino, quien ha estudiado más en profundidad los efectos del viento Zonda en la salud mental. Hace referencia a tres casos: cuadros depresivos, trastornos de angustia y dolores crónicos que afectan al 25 por ciento de la población. Algo muy normal es que el viento Zonda incida en los dolores crónicos más comunes: el de cabeza, espalda, cuello y dolores articulares. Las personas que tienen tendencia a la jaqueca y a dolores de cabeza de distinta índole reiterativos, se ven influenciados por este viento. Es más, muchos anticipan que "correrá el Zonda", porque tienen siempre el mismo tipo de dolor de cabeza.
Todo paciente dolorido, afirma el Dr. Gutiérrez, es un paciente deprimido, por lo tanto, el dolor de cabeza va acompañado de depresión, malhumor, irritabilidad y poca facilidad para el trato. Cuando "corre" el viento Zonda esto se exacerba. En las épocas en que corre más el Zonda, aún cuando no lo hace en superficie, las personas que tienen "angustia de expectación" lo perciben porque se sienten más agobiadas, tristes, miedosas y no saben de qué se trata. Esta es una de las maneras en que influye psicológicamente el viento Zonda.
En las personas que presentan trastornos psiquiátricos durante el mes de agosto, época de mayores vientos zondas, las personas con cuadros depresivos tienen mucha más tendencia a que estos estados se manifiesten; también son influenciadas por el viento Zonda los cuadros epilépticos. Las personas que tienen epilepsia o la han padecido en algún momento, o aquellas que han tenido crisis compulsivas febriles en la niñez quedan vulnerables a los trastornos del humor y de la personalidad; y son afectadas por cefaleas, irritabilidad, impulsividad. Con el viento Zonda también se modifican los comportamientos, los trastornos de personalidad, irritabilidad, impulsividad, agresividad. Las personas que padecen epilepsia de tipo “gran mal” cuando corre viento Zonda se les incrementan los síntomas notablemente.
Los pacientes esquizofrénicos que tienen una patología muy influenciada por las variabilidades estacionales, también tienen una exacerbación de síntomas con el Zonda, pero menos que los depresivos o los bipolares (la oscilación de cuadros depresivos a maníacos). Los pacientes bipolares, con sus cuadros maníacos alegres o con sus cuadros maníacos disfóricos, también se ven muy perjudicados por el Zonda y aparecen las fases maníacas.