El sismo de magnitud 8.2 que sufrió Alaska en la noche del miércoles fue el más fuerte registrado en Estados Unidos en el último medio siglo, pero no provocó daños importantes al producirse en una región poco poblada.
El sismo de magnitud 8.2 que sufrió Alaska en la noche del miércoles fue el más fuerte registrado en Estados Unidos en el último medio siglo, pero no provocó daños importantes al producirse en una región poco poblada.
Se trató de un sismo que se registró alrededor de las 22:15 horas del miércoles y se produjo en el litoral sur de la península de Alaska, casi 800 kilómetros al suroeste de Anchorage.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el movimiento telúrico se produjo a unos 96 kilómetros de la costa y 46 kilómetros por debajo de la superficie del Océano Pacífico Norte.
En su página web, el Centro Sísmico de Alaska indicó que se trataba del mayor terremoto en Estados Unidos desde 1965, cuando se produjo en las islas Aleutianas un temblor de magnitud 8.7. Un año antes, el terremoto de Viernes Santo de magnitud 9.2 devastó partes de Anchorage y otras comunidades de Alaska. Ese sismo y el subsiguiente tsunami causaron la muerte de 131 personas desde Alaska hasta California.
El sismo del miércoles produjo una sacudida intensa, pero el director de la División de Seguridad Nacional y Manejo de Emergencias de Alaska dijo que no se reportaron daños importantes en ninguna parte del Estado. "Si ese terremoto hubiera ocurrido en Anchorage o en Los Ángeles, podrán imaginarse las pérdidas de vidas humanas y los daños materiales y todo eso pero, hasta ahora, todo va bien", dijo el director, Bryan Fisher.
Fisher trabaja hace 26 años en la agencia y asegura que éste fue el mayor sismo que vivió. "Suponía lo peor, que iba a haber daños catastróficos generalizados", sostuvo.
Pero las llamadas que se hicieron a las comunidades costeras mientras eran evacuadas por la posibilidad de un tsunami pudieron ser atendidas, una buena señal inicial. Además, los funcionarios locales precisaron que no vieron ningún daño estructural significativo.
"Que no hayan colapsado las carreteras y que no se haya tenido un tsunami, ha sido increíble. Es un auténtico milagro", dijo Fisher.
Peter Haeussler, geólogo investigador del Servicio Geológico de Estados Unidos, recordó el dicho popular que señala que los sismos no matan a la gente pero los edificios sí. "Como este terremoto se produjo tan lejos de la costa, en medio de la nada y en lugares en los que no vive nadie, la probabilidad de que se produzcan daños en los edificios y de que la gente resulte herida es casi nula", explicó.