El artista disidente chino Ai Weiwei abogó ayer en Buenos Aires por un arte que llegue a mucha gente, sin un lenguaje elitista, y aunque reconoció que es difícil cambiar la realidad en su país natal, cada vez más poderoso, "es imposible que China domine el mundo".
"El arte puede lograr muchas cosas, puede permitir que los individuos puedan transmitir sus sentimientos y eso hace que la humanidad sea más poderosa", declaró Ai en la Fundación Proa, la institución de arte del barrio porteño de La Boca donde en noviembre el artista chino inaugurará su muestra más importante en América latina.
Ai es un duro crítico del gobierno en Pekín, lo que le costó varios meses de detención en 2011 y luego unos cinco años de estricta vigilancia hasta que en 2015 recuperó su pasaporte y pudo viajar al exterior. Hoy día vive gran parte del año en Alemania. El artista nacido en 1957 en Pekín se mostró sin embargo escéptico de poder liderar un cambio en su patria.
"Durante esta lucha yo he cambiado, cada vez tengo mis ideas más claras, pero creo que cambiar la sociedad no es posible porque China tiene 1.300 millones de personas y estuvo bajo un régimen comunista durante demasiado tiempo, es muy difícil. La sociedad va a cambiar cuando la sociedad esté lista, una sola persona no la puede cambiar", señaló.
En ese sentido, denunció que es muy compleja la formación de un movimiento disidente en China. Se estima que hay cerca de 300 abogados y activistas de los derechos humanos detenidos en China. "Es una situación extremadamente triste con sociedades que se desarrollan tan rápidamente pero retrasándose tanto en materia de derechos humanos y libertad de expresión", lamentó.
Por ello, consideró que "China nunca puede ser un modelo" a seguir. "Creo que es imposible que China domine el mundo ni que vaya a contribuir a la humanidad. ¿Cómo puede un Estado que no reconoce a su propia gente, no confía en su propia gente ni en los derechos humanos, ser líder del mundo?", cuestionó.
En cambio, puntualizó, "Latinoamérica es mucho más avanzada, mucho más abierta, tiene una fuerte calidad democrática y de respeto a la libertad personal".
Ai lamentó la reciente muerte del Nobel de la Paz chino Liu Xiaobo y consideró que fue "muy misterioso" cómo se desencadenó su enfermedad y súbito fallecimiento. Y pese a los cuestionamientos al gobierno chino por la muerte de Liu, "ni siquiera en China hay gente que lo defiende, ni en Occidente", dijo. Pocos días antes de su muerte, Pekín firmó un acuerdo en Alemania para la compra de 140 aviones Airbus por 20 mil millones de euros.
"Es tan fácil hacer negocios con China, básicamente porque China no tiene una condición democrática y se hace un sacrificio enorme en materia de medio ambiente, educación, derechos humanos", cuestionó.
"Todos los capitales están unidos, más unidos de lo que pensamos, nadie puede saber quién es el dueño de cada uno. El poder, el capitalismo, las dictaduras, están todas unidas, actúan de diferentes maneras pero juntos. Es muy difícil identificarlos", alertó.
ai weiwei. Artista chino disidente.