La realeza de Mónaco se revoluciona con una nueva unión. El príncipe Alberto II de Mónaco, de 50
años, y la nadadora olímpica sudafricana Charlene Wittstock, de 30, decidieron formalizar su unión
en matrimonio, tras un noviazgo que se hizo público en los Juegos Olímpicos de invierno del 2006.
Se espera que el anuncio llegue con el otoño europeo.
Se oficializó la pareja que los diarios Bild am Sonntag, Gala y Le Parisien habían confirmado
en sus matutinos. La nadadora y el príncipe posaron juntos en la Costa Azul, en varios viajes
oficiales y también en los últimos Juegos Olímpicos de Pekín. El Palacio Real monegasco no
desmintió el noviazgo. El matrimonio debería llegar entre marzo y agosto de 2009.
Charlene Wittstock, también ex modelo de Sports Illustrated, en el último desfile de la Cruz
Roja, fue escoltada en muy segundo plano por las princesas Caroline y Stephanie que,
voluntariamente eclipsadas, ya proclamaban silenciosamente su nueva posición estelar en el palacio
de la familia Grimaldi, tras haber conquistado el corazón de Alberto II.
Alberto II asumió el poder total en el principado desde la muerte de su padre. Y la ex
deportista que participó en los Juegos Olímpicos de 2000 en Sydney, comenzó a comportarse como una
sofisticada “dama de mundo” desde el último baile de la Cruz Roja, luciendo los modelos
de la más alta costura.
La boda se realizará probablemente en la Catedral de Mónaco, donde están enterrados Grace de
Mónaco y Rainiero, entre otros ancestros del príncipe. La boda legendaria de Grace y Rainiero, en
1956, abrió una nueva página en la historia de Mónaco, el viejo reino encantado fundado por los
Grimaldi hace más de trescientos años, según publicó hoy el diario La Nación.