"Cuando lo dejé solo en Ezeiza con su bolsito, la verdad que me dio cosita...",
confió Clara, una de las hijas del atleta rosarino Efraín Wachs, que a los 91 años se dio el lujo
de ganar una carrera de ocho kilómetros en la prueba de cross country, en el Mundial de Atletas
Veteranos, que se disputa en la ciudad de Lathi, en Finlandia.
Hijo de una familia de inmigrantes austríacos, el Gogo
Wachs, apodo acuñado en Rosario, nació el 12 de marzo de 1918 en nuestra ciudad, donde se recibió
de contador luego de estudiar a la noche y de trabajar en el Banco Nación, desde los 20 años, donde
se jubiló.
Su padre, Manuel Wachs, militó en la Liga del Sur y
escribió colaboraciones en La Capital, El Municipio y La Tribuna, entre otros diarios. Y su madre,
Fanny Vanett, fue la primera farmacéutica del país.
Wachs jugó al ajedrez toda su vida y cuando sólo tenía 20
años venció al campeón mundial Alexander Alekhine, en una serie de partidas simultáneas disputadas
en Rosario.
Cuando se recibió de contador fue trasladado a Casilda,
luego a Salta y más tarde al ingenio Santa Ana, en Tucumán, donde fue nombrado contador inspector
porque el banco se había quedado con la empresa, a raíz de las deudas.
Cerca.
Un personaje por donde se lo mire,
luego de una vida dedicada a su pasión por el ajedrez, a los 70 años a Efraín se le dio por empezar
a correr maratones. "Es incansable. A los 70 años se le ocurrió salir a correr. Y mi mamá no le
dice nada. Le aguanta cada cosa..."
Para este Mundial de Atletismo para
Veteranos, Efraín sumó otra perlita. Elías Wachs, un anticuario del barrio porteño de San Telmo, se
enteró de que había un homónimo de su padre. Así se comunicó con Efraín y descubrió que son
parientes. El hermano de Elías, Mauricio Wachs, director ejecutivo en Argentina de la cosmética
Silkey Mundial, decidió que su firma patrocinara el sueño de Efraín de ir a otro Mundial, esta vez
a Finlandia.
"El ama Rosario", contó anoche su hija Clara, que vive en Tucumán,
donde Efraín y su esposa, Miriam Radusky, tienen tres hijos y ocho nietos. "Cuando cumplieron 50
años de egresados de la escuela secundaria, mi papá se acordaba de los nombres de los compañeros
por el orden en el que los llamaba el preceptor en su registro, se puso a buscar a todos los que
vivían y armó una fiesta en Rosario", recordó.
La carrera de la vida.
"El dice que hace «vida sana», pero
todo lo que le ponés adelante se lo come. Tiene una voluntad increíble, si le pedís que haga algo a
las tres de la madrugada, lo hace. Le gusta mucho leer los diarios, le gusta estar al tanto de
todo, todavía tiene clientes, mira los partidos por televisión y es hincha de Rosario Central",
narra Clara los gustos paternos.
Después de competir en el
Sudamericano de Atletismo en noviembre último en Rosario, correr en el Mundial de Finlandia era el
gran sueño de Efraín, que ayer coronó con la obtención de la medalla de oro, como bien admite su
hija: "No sabíamos ni que había llegado cuando empezaron a publicar la noticia por internet. Cuando
lo llevamos me dio miedo porque se tenía que ir solo hasta Franckfurt, esperar tres horas y tomarse
un micro hasta Lathi. Pero a la vuelta lo vamos a esperar entre todos".
"Correr es vivir", es el lema de Efraín, quien al cumplir los 91 años,
hizo 91 carreras de 100 metros en el centro de Tucumán, acompañado por sus nietos.
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