Para los paraguayos "Ycuá Bolaños" remitió históricamente a una leyenda indígena del siglo XVII, pero desde hace diez años está relacionada con una de las mayores tragedias ocurridas en el país.
Para los paraguayos "Ycuá Bolaños" remitió históricamente a una leyenda indígena del siglo XVII, pero desde hace diez años está relacionada con una de las mayores tragedias ocurridas en el país.
El 1º de agosto de 2004 se incendió un supermercado que tenía ese nombre y murieron 400 personas, aunque las cifras varían debido a que con el paso de las semanas y los meses hubo más víctimas.
Christian Olmedo perdió a cuatro de cinco familiares y hoy es el coordinador del grupo de familiares y víctimas que sigue bregando para que haya justicia y para que no se vuelva a repetir una tragedia de esa magnitud en Paraguay.
"El 31 de julio mi hermano cumplía años. Estuve con él y después me fui a compartir el Día de la Amistad con amigos. El domingo 1º de agosto me enteré del incendio por los medios y reaccioné cuando me acordé de que mi mamá andaba siempre por allí", recordó ayer Olmedo a la agencia de noticias DPA.
Cuando llegó al lugar del siniestro se encontró con "un mar de llanto, desesperación, congoja e impotencia". "Busqué a mi hermana, su hija, mi sobrina y otros familiares. De cinco familiares solamente uno sobrevivió. Mi hermana murió al día siguiente, 2 de agosto", agregó Olmedo.
Para Olmedo "es frío y perverso manejar una estadística", ya que el cruce de datos entre la Fiscalía, Salud Pública y la Policía nacional situó en 364, 375 y hasta 380 muertos, "y eso quedó mediáticamente aceptado".
"Pero son datos de los primeros cinco días. Y lo que no se contempló fueron los fallecidos en semanas, meses y años siguientes. Hay que tener en cuenta que hay personas que sufrieron consecuencias importantes que no pudieron resistir", acotó Olmedo, que engloba las cifras en 400 personas, aunque "hay más no registradas".
A diez años del hecho solamente está preso Juan De Dios Paiva, uno de los propietarios del local, aunque reclama su libertad por buena conducta. Su hijo Víctor Daniel purgó cinco años de cárcel y ya está libre.
Amedrentamiento. Cientos de familias perdieron su causa al caducar o prescribir las mismas y ahora se ven obligadas a pagar los costos del proceso y los honorarios de los abogados que defendieron a los empresarios.
Olmedo denunció ayer que "existe una especie de amedrentamiento" y presiones para que la gente desista de seguir adelante con sus reclamos. "Es la parte perversa de este tipo de personas que priorizan la cuestión monetaria. Han habido intentos de embargo de bienes hacia familias de escasos recursos económicos. Los montos reclamados son exagerados", sostuvo.
Desde hace cuatro años los familiares de las víctimas impulsan un proyecto de ley para que el local sea expropiado, pero el litigio "es difícil" de resolver, ya que los propietarios exigen determinada suma de dinero y el Estado considera que ya pagó lo suficiente en indemnizaciones a los familiares de las víctimas.
Hoy volverán a realizarse actividades de recordación de la tragedia en un intento empecinado por mantener la memoria ya que, en opinión de Olmedo, "no se ha avanzado ni se ha aprendido" mucho en Paraguay.
"Nada se invirtió en el tema de las previsiones para garantizar la seguridad de la gente. Esa memoria frágil sabotea mucho intento de resistir y derrumbar esa portada de olvido, pero Ycuá Bolaños no termina el 1º de agosto de cada año", subrayó Olmedo.
"Constantemente se tienen experiencias de principios de incendio, de derrumbes, que afectan a la vida humana. Y parece que hay cierto conformismo de vivir así. Y aún, con todo eso, seguimos con nuestras actividades de reunión y de recordación", completó.