Dadas las increíbles características de este suceso, la historia del robo al Banco Río contó con distintas materializaciones, como libros, películas y documentales. El filme más taquillero sobre este suceso es “El robo del siglo”, película donde Diego Peretti interpreta a Fernando Araujo, la mente maestra detrás del meticuloso plan, y Guillermo Francella, quien se pone en la piel de Luis Mario Vitette Sellanes, el encargado de negociar por teléfono con la policía durante horas.
¿Cómo pudieron cinco personas vaciar más de 140 cajas de seguridad sin armas ni heridos? ¿Cómo se les ocurrió escapar por un boquete que se conectaba con el río de La Plata? ¿Cómo lograron salirse con la suya y escaparse de una manzana rodeada de policías?
Fernando Araujo, la mente maestra detrás del robo y su dream team
El llamado “robo del siglo” fue orquestado y planificado meticulosamente por más de un año. El cerebro detrás de este espectacular robo fue Fernando Araujo, un artista plástico y profesor de karate que provenía de una familia acomodada y que nunca se había interesado por el mundo del crimen.
Mientras desarrollaba su plan, Araujo notó que había dos maneras de asaltar un banco, con un robo “exprés”, el cual implicaba llevarse lo que se encuentre en las cajas de atención al público, o el método “boquete” hecho desde una casa cercana y cuando el establecimiento esté cerrado.
Entonces, Araujo supuso que el banco tendría dos protocolos de seguridad, uno para un robo exprés y otro para un robo con un boquete. No obstante, el establecimiento no tendría pasos a seguir si se realizaban los dos tipos de robo en simultáneo.
Y allí surgió la increíble idea de fingir un robo exprés, mientras vaciaban las cajas fuertes, y posteriormente se escaparse a través de un boquete que se conectará con los desagües pluviales.
Luego de esta epifanía, Araujo se dio cuenta que no era imposible realizar todo sólo, y que se necesitaría de costosas herramientas para construir un túnel que conectará los desagües con el banco. El profesor de karate comenzó a armar su dream team, llegaron Sebastián García Bolster, a quien apodaban “el ingeniero” , y “El Doc”, miembro que participó del crimen pero que nunca fue encontrado por la policía.
El primer objetivo era construir un túnel que conectará el desagüe con el banco, para luego abrir el boquete que les permitió escapar. Manos a la obra, Bolster, Araujo y El Doc llevaron un grupo electrógeno al desagüe para tener luz y comenzaron a construir el túnel.
Más tarde llegó Rubén Alberto “Beto” de la Torre, “Beto”, quien ya tenía experiencia en el rubro, durante la década de los 80 había sido parte de una banda que robaba bancos y camiones blindados. Con su experiencia, aportó ideas y ayudó con la logística. No obstante, para la mala fortuna de los ladrones, fue la esposa de Beto quien los delató con la policía.
Luego, dado el alto costo de las herramientas que requerían la construcción del túnel y la apertura de las cajas de seguridad, el equipo se dio cuenta que necesitaban un inversor más. Así es como convocaron a Luis Mario Vittete, quien tuvo un rol esencial en el éxito de este crimen.
Mientras el resto de la banda vaciaba las cajas de seguridad, Vittete ofició de negociador con la policía durante horas y les hizo creer a los agentes de seguridad que estaban presenciando un robo exprés. Este grupo no era para improvisados, Vittete tuvo que tomar clases de actuación y de oratoria por meses antes del robo para lograr desempeñar su papel a la perfección.
La elección del banco tampoco fue casualidad. Fernando Araujo, vecino de la zona de San Isidro, eligió esa sucursal porque, al estar ubicado en una zona habitada por la clase media-alta, sabía que el robo no les iba a causar problemas a los damnificados, y que podían esperar hasta que el banco les reintegre lo suyo. Además, sabía que el botín iba a ser mayor, en comparación a otras sucursales.
Una vez conformado el equipo, ingresaban al desagüe todos los días disfrazados de operarios de una empresa de servicios. Durante más de un año el grupo dirigido por Araujo usó picos y moledoras para cavar un túnel de 15 metros, que se conectaba directamente con el banco
Por otro lado, como iban a huir en pequeñas balsas, necesitaban que el desagüe tenga más profundidad de agua. Frente a esto, el ingeniero construyó un dique para inundar el desagüe.
Luego de un arduo trabajo subterráneo repleto de tierra, los ladrones encontraron oro: finalmente dieron con una de las paredes del banco, que daba hacia un cuarto de limpieza. La banda picó el concreto hasta dejar una pared de tan sólo 4 cm de espesor, lo que les facilitaría la posterior huida.
Con el túnel terminado, el robo parecía cada vez más cerca, y allí fue cuando se sumó el último integrante a la banda. Julián Zalloecheverría, apodado “El Paisa”, ofició como chofer de la banda y se encargó de manejar la camioneta con el botín.
El robo al Banco Río, cronología de los hechos:
El ingreso de los ladrones al banco fue por la puerta de adelante, como cualquier cliente. Ese 6 de enero a las 12.30 del mediodía Alberto de la Torre y “El Doc” entraron al banco, uno vestido de doctor, con peluca incluida, y otro de traje. Ambos estaban armados, pero con armas de juguete.
Los ladrones llegaron al banco en dos autos, uno quedó ubicado exactamente en la puerta del edificio, para hacerle creer a la policía que huirían con ese vehículo. El segundo auto entró por el garage, y traía la máquina -que ellos mismos inventaron- que utilizaron para romper las cajas fuertes. Además, Julián Zalloecheverría, conductor designado, los esperaba en una furgoneta, a varias cuadras del lugar, en una de las salidas del desagüe.
Luego, por distintas puertas ingresaron al banco Luis Vittete y Fernando Araujo y dieron por comenzada la simulación del robo exprés, con toma de rehenes incluida. La idea era que la policía creyera que este crimen se limitaba a vaciar las cajas de atención al público del banco. Evidentemente, los agentes de seguridad cayeron en el engaño.
Nadie se imaginaba lo que estaba sucediendo bajo tierra, Sebastián García Bolster, el ingeniero, estaba adentro del túnel, esperando la orden para romper los 4 cm de concreto que separaban al túnel del banco
Los ladrones distribuyeron a los rehenes en los distintos espacios, tres personas en la planta alta, dos en la planta baja y ocho en el subsuelo, para evitar que la policía pueda ingresar al edificio. La banda del robo del siglo era bastante “amable” con los rehenes, los dejaban hablar por teléfono, fumar, y no los mantenían atados.
El encargado de negociar con la policía la liberación de los rehenes fue Luis Mario Vittete, quien hasta había tomado clases de actuación para perfeccionar su rol. Al correr las horas, los ladrones fueron liberando algunos rehenes, lo que permitía alargar la conversación con los agentes, y darle tiempo al resto del grupo para vaciar las cajas fuertes y romper la pared que separaba al banco del túnel.
Finalmente, a las 16.30 Vittete le dijo a la policía que se iban a entregar, pero que antes querían comer, y les encargó varias pizzas. Para ese momento, el resto del equipo ya había vaciado más de 140 cajas de seguridad, y ese pedido les dio tiempo de huir por el desagüe. La banda bajó el dinero por el boquete hecho en la pared, y usaron la balsa hasta la salida del túnel. En tierra firme los esperaba Julián Zalloecheverría, en una furgoneta.
robo banco rio 1.webp
El cartel que dejaron los ladrones en el Banco Río
Para las 17 los ladrones ya se habían fugado, pero la policía recién ingresó al banco a las 19. Sin criminales a la vista, la policía descendió a la bóveda y se encontró un mensaje: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores”, rezaba un cartel escrito por los ladrones. También encontraron las armas de juguete utilizadas.
El final de los ladrones del Banco Río
Luego de repartir el botín, los ladrones juraron nunca más volver a verse. Era el robo perfecto, nada podía salir mal. No obstante, hay un componente que es impredecible, el factor humano.
robo banco rio 2.jpg
Fernando Araujo, Alberto De la Torre y Sebastián García Bolster en el juicio por el robo al Banco Río
Unas semanas después del suceso, Alicia Di Tulio, la esposa de Alberto “Beto” de la Torre, sospechaba que su esposo la engañaba, y que iba a escaparse con una amante. Despechada, acudió a la policía y le contó toda la verdad. Al poco tiempo todos los participantes fueron detenidos, menos "El Doc", a quien la policía nunca puedo atrapar.
En febrero del 2010 comenzó el juicio, y todos los participantes de la banda delictiva fueron sentenciados a más de una década de prisión. Sin embargo, lograron reducir la pena, ya que nunca se pudo probar que las armas que usaron fueron reales, y todos fueron liberados a mediados del 2014.
Actualmente, todos los participantes se encuentran en libertad y lejos del crimen.