En conmemoración del 85º aniversario de la fundación de su ejército, Corea del Norte realizó ayer un gran ejercicio militar con fuego real cerca de la ciudad oriental de Wonsan, en una jornada en la que se conoció la llegada de un submarino nuclear estadounidense a Corea del Sur, que se sumará a los ejercicios en curso que realizan Japón y Estados Unidos y en el que participa el portaaviones USS Carl Vinson. Aunque los expertos pensaban que aprovechando la celebración podría producirse un ensayo nuclear o el lanzamiento de un misil balístico norcoreano, la jornada transcurrió sin incidentes. En Pyongyang, una multitud depositó flores y presentó sus respetos ante estatuas gigantes de los ex líderes del país, Kim Il-sung y Kim Jong Il, un día después de que el ministro de Defensa reiteró que el país está listo para utilizar ataques disuasorios o cualquier medida que considere necesaria para defenderse de los "imperialistas estadounidenses". "La situación en la península de Corea es tan tensa que podría estallar una guerra nuclear debido a las frenéticas maniobras de guerra de los «imperialistas» estadounidenses y sus serviles fuerzas de agresión", manifestó el general Pak Yong Sik en una reunión de miles de altos cargos militares y funcionarios civiles.
En un nuevo capítulo de la escalada de tensión en la península coreana, Pyongyang volvió a realizar una demostración de fuerza con el lanzamiento de entre 300 y 400 piezas de artillería de largo alcance, en lo que según fuentes se cree podría ser el mayor ejercicio con fuego real realizado hasta la fecha por el gobierno comunista de Kim Jong-un. Las maniobras, presenciadas por el líder norcoreano, tal y como detallaron fuentes oficiales de Seúl a la agencia Yonhap, constituyen un recordatorio de lo expuesta que estaría buena parte de la población surcoreana a un ataque con fuego artillero.
Semejante despliegue obligó a convocar en Seúl una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional en la que participaron los jefes del Estado Mayor y el director nacional de seguridad y ex ministro de Defensa, Kim Kwan-jin, para analizar el ejercicio, según un comunicado remitido por la oficina presidencial surcoreana. La magnitud de las maniobras son una demostración de fuerza hacia Estados Unidos y su aliado Corea del Sur, cuya capital, Seúl, y sus zonas aledañas (donde viven unos 20 millones de personas, la mitad de la población del país) quedarían totalmente expuestas a un ataque norcoreano al estar junto a la frontera.
Un portavoz de Defensa surcoreano no pudo confirmar la ejecución de las mencionadas maniobras, pero subrayó que el ejército "está atento a cualquier posible provocación de las tropas norcoreanas, incluyendo lo que suceda en la zona de Wonsan (donde se llevaron a cabo las prácticas artilleras)".
El ejercicio militar norcoreano, así como la efemérides, llegan en un momento de tensión en la región ante los persistentes ensayos armamentísticos de Pyongyang y el creciente temor a que el régimen realice una nueva prueba nuclear que agudice la crisis con EEUU. En este escenario, el submarino de propulsión nuclear estadounidense USS Michigan arribó ayer por sorpresa al puerto surcoreano de Busan. Según la web de las fuerzas submarinas del Pacífico de la marina estadounidense, el USS Michigan está equipado con más de 150 misiles. Estos artefactos son capaces de realizar ataques de precisión contra las instalaciones nucleares norcoreanas.
Washington sumó así otro activo militar a las maniobras que realizará próximamente en la región el Carl Vinson, portaaviones nuclear de la clase Nimitz (la mayor del mundo). El Michigan se dedicará a operaciones de reabastecimiento a la espera de unirse a fines de esta semana al portaaviones y a buques de la marina surcoreana en el Mar de Japón, según indicó un portavoz de Defensa de Seúl. El envío del Carl Vinson a la península por parte de Washington responde al lanzamiento de un misil norcoreano el pasado 5 de abril y forma parte del endurecimiento de la estrategia adoptada por la Casa Blanca desde la llegada de Donald Trump para presionar al régimen de los Kim para que abandone su programa nuclear.
Admoniciones
Lejos de rebajar el tono de su retórica, Pyongyang volvió ayer a la carga, con amenazantes editoriales en su diario estatal y nuevas admoniciones de su ejército. "Si los enemigos se atreven a optar por la aventura militar a pesar de nuestras repetidas advertencias, nuestras fuerzas armadas borrarán sus posiciones ofensivas de la faz de la tierra con poderosos ataques nucleares preventivos", dijo ayer el ministro del ejército norcoreano, Pak Yong-sik. Trump y numerosos responsables de su administración han advertido a Corea del Norte de que todas las opciones están "sobre la mesa" para poner freno a los programas nucleares y balísticos norcoreanos, incluida la opción militar. El presidente estadounidense, Donald Trump, consideró el lunes que el Consejo de Seguridad de la ONU debería "estar preparado" para imponer nuevas sanciones a Pyongyang. Por su parte, la ONU ya impuso seis series de sanciones a Corea del Norte.