Brasil vivió ayer una jornada de verdadero desconcierto, cuando un desconocido diputado, Waldir Maranhao, a cargo interinamente de la Cámara baja, invalidó la apertura del juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff. Este fue aprobado por Diputados en una votación abrumadora el pasado 17 de abril y esta a consideración del Senado. El presidente de esta Cámara, que se apresta a destituir temporalmente a Rousseff, ordenó continuar el proceso de impeachment e ignoró la decisión "intempestiva" del titular interino de Diputados. El Senado tratará así el caso mañana, tal como estaba previsto. Maranhao asumió como titular interino, el jueves pasado, cuando la Corte Suprema destituyó a su titular, Eduardo Cunha. Este es un impulsor del juicio político contra Rousseff. La presidenta se mostró ayer cauta, pero no ocultó su buen humor durante una acto en Brasilia.
Réplica. "Aceptar esa broma con la democracia me dejaría personalmente comprometido con el atraso del proceso. Al fin y al cabo no cabe al presidente del Senado decir si el proceso es justo o injusto", dijo el presidente de la Cámara alta, Renan Calheiros en un plenario. Respondía al presidente interino de la Cámara baja, Waldir Maranhao, quien lanzó una bomba al anular en forma totalmente inesperada ni preanunciada la sesión en la que los diputados aprobaron el 17 de abril el impeachment contra Rousseff, argumentando que hubo "prejuzgamiento" y "ofensa al amplio derecho de defensa". Este argumento de Maranhao parece frágil, dado que el itinerario del juicio político cumplió todos los pasos que manda la Constitución, e incluso antes de la votación de Diputados el asunto fue considerado dos veces por el Tribunal Supremo Federal, el que, luego de modificar la comisión acusadora, dio su visto bueno al procedimiento.
"Ninguna decisión unipersonal puede sobreponerse a la decisión colegiada, aún más cuando fue tomada por el más relevante colegiado de la casa", argumentó el senador Calheiros, en referencia al plenario de la Cámara de Diputados que aprobó el impeachment con una arrolladora mayoría de 367 sobre 513 legisladores. El "no" sólo reunió 137 voluntades. Calheiros ratificó que el Senado se reunirá mañana para tratar el impeachment de Rousseff.
Maranhao anunció su decisión 48 horas antes del inicio de la votación en el pleno del Senado para decidir la apertura del juicio político contra la mandataria, acusada de "crimen de responsabilidad" por ocultar déficit presupuestarios con préstamos estatales. De ser aprobado el impeachment, algo que se da por seguro, Rousseff será suspendida por hasta 180 días mientras dura el proceso, período en el que vicepresidente, Michel Temer, asumirá el poder. Esto debía ocurrir mañana, pero ahora, con la maniobra de Maranhao, surgieron grandes dudas sobre la legalidad del quehacer del Senado. Una cosa es segura: el oficialismo no ganó votos en el Congreso con la maniobra de Maranhao, un desconocido sin peso propio hasta que ayer al mediodía se hizo súbitamente famoso.
Personaje. Maranhao es un veterinario de 60 años. Viajó a Brasilia el domingo junto al gobernador del norteño estado de Maranhao (el diputado se llama como su Estado), Flavio Dino, un político cercano a Rousseff. Después cenó con José Eduardo Cardozo, abogado general del Estado y defensor de la presidenta. El inesperado giro estaba tan fuera de los radares que incluso tomó desprevenido al presidente suspendido de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un aliado y jefe político de Maranhao y quien lo había puesto en la vicepresidencia de Diputados en febrero de 2015. Cunha, impulsor y arquitecto del proceso de destitución contra Rousseff, fue suspendido por el Tribunal Supremo el jueves pasado por obstruir las investigaciones que lo involucran en el escándalo de Petrobras. Maranhao se mostró entonces tan sorprendido por su destino que apagó los micrófonos y se escondió en su despacho a rezar, según explicó luego. En un comunicado, Cunha calificó la medida de Maranhao como "absurda, irresponsable y contra las normas''. También comentó: "ahora me explico mi destitución".
Rousseff reaccionó de manera cautelosa a la noticia, de la que se enteró cuando presidia un acto en Brasilia sobre educación, lo que pareció insinuar que no estaba al tanto del tema. "Tenemos una difícil batalla que librar'', afirmó, al tiempo que exhortó a la prudencia, pues "vivimos en una época de argucias y engaños''. Pero Dilma no pudo evitar sonreír repetidamente a lo largo del acto, evidenciando un notorio cambio de ánimo respecto a días anteriores, cuando se la vio de semblante triste. Lula da Silva fue más entusiasta: "ahora tenemos más tiempo", para defenderse del impeachment comentó apenas se enteró de la maniobra.
Maranhao corre ahora el doble riesgo de ser destituido de la titularidad de la Cámara y ser expulsado de su partido, el PP. Pero entre la oposición se instaló la discusión de si se debe recurrir la decisión ante el Tribunal Supremo o votarse nuevamente en Diputados o bien, como prefiere el Senado, ignorarla por "inválida". Anoche había manifestaciones, tanto contra el impeachment como a favor.