Tres días después de la investidura fallida de Mariano Rajoy y en medio del cruce de acusaciones entre los políticos españoles, el rey Felipe VI reclamó "diálogo" y decidió dar tiempo a los partidos para explorar opciones que permitan romper el bloqueo que vive España desde hace más de ocho meses. Esta situación amenaza con llevar a unas nuevas elecciones, las terceras en un año, lo que sería un récord negativo nunca visto.
El joven monarca recibió en Madrid a la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, a quien trasmitió su decisión de no convocar de momento otra ronda de consultas con las fuerzas políticas, que tendría como fin elegir un candidato para otra sesión de investidura. En un comunicado de la casa real, el rey recordó a los partidos que "la pluralidad política" conlleva la necesidad de "diálogo, concertación y compromiso" para "tomar las mejores decisiones que resuelvan los problemas de los ciudadanos".
Rebelión andaluza. El primero en tomar la iniciativa fue el socialista Pedro Sánchez, quien anunció ayer por sorpresa que arrancará esta misma semana una ronda de contactos con el resto de las formaciones, incluido el Partido Popular (PP) de Rajoy y fuerzas nacionalistas. Sin embargo, el cuestionado líder del Partido Socialista (PSOE) descartó liderar una alternativa de gobierno y presentarse a una investidura si no tiene los apoyos para superarla, tras haber fracasado ya en marzo. "Ha llegado el momento de que hagamos todos política grande, que pensemos en los españoles", dijo el líder socialista, al que se observa en un intento desesperado de salvar su situación ante las críticas internas en el PSOE. Ayer, precisamente, se agudizó la crisis en el PSOE. Los socialistas andaluces, liderados por Susana Díaz, están intensificando su presión sobre el secretario general del PSOE para poner fin al bloqueo. El socialismo andaluz es la seccional más importante del partido. El secretario de Organización, Juan Cornejo, número dos de Susana Díaz, ha descartado la solución que busca Sánchez, de sumar a Ciudadanos y Podemos, porque este acuerdo a tres bandas es "inviable", por el veto cruzado entre ambas formaciones. "No engañemos ni distraigamos a los ciudadanos" advirtió Cornejo a Sánchez. El directivo incluso dio a entender que no votarían a Sánchez en caso de nuevas elecciones.
El rey hizo un especial llamamiento a Ciudadanos y Podemos, a quienes ya había apelado en el debate de investidura de Rajoy antes de que el premier a cargo del gobierno interino fracasara. Aunque Podemos y Ciudadanos descartan sumarse a un mismo acuerdo y se declaran "incompatibles", Sánchez insiste. "Si yo voy a hablar con Rajoy, ¿por qué ellos no pueden hablar?", se preguntó. Se retoma así un "ballet" que los españoles ya han visto hasta el hartazgo. No tardó en que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, declarara su escepticismo. "Sánchez dice que no quiere liderar la alternativa y que va a hablar con todos, incluido el PP. ¿Este es el camino del cambio? No entiendo nada", disparó en Twitter.
Desde el liberal Ciudadanos, por su lado, apuntaron a otra senda para superar el bloqueo, y pidieron a PP y al PSOE que se sienten a negociar. "Nosotros insistimos en que no vemos alternativa a un gobierno en minoría del PP", dijo su vicesecretario, José Manuel Villegas.
Cuadro complejo. Como sea, el reloj hacia unas terceras elecciones está ya en marcha: el plazo para formar gobierno es de dos meses desde la primera votación de investidura de Rajoy, lo que significa que si el 1º de noviembre no hay Ejecutivo el país tendrá que volver a las urnas en diciembre. Hasta entonces se podrán celebrar todas las sesiones de investidura que se consideren necesarias, siempre que el candidato sea propuesto por el rey. Sin embargo, se da por hecho que Felipe VI solo abrirá la puerta a otro intento si hay garantías de éxito. Y al día de hoy esto parece difícil, ya que los partidos mantienen los vetos que durante ocho meses han impedido formar gobierno.
Desde China, donde se celebra el G-20, Rajoy dijo que su único plan es perseverar en su intento de gobernar en minoría gracias al apoyo de Ciudadanos, que ya recabó para la reciente investidura, y lograr a la abstención del PSOE, que el sector mayoritario de Sánchez rechaza.