Mientras Hamás y sus aliados y "padrinos", Irán y Hezbolá, proclamaban una "victoria" sobre Israel, en este país se hicieron análisis más mesurados en los medios de comunicación sobre el balance final de los 11 días de conflicto armado.
Mientras Hamás y sus aliados y "padrinos", Irán y Hezbolá, proclamaban una "victoria" sobre Israel, en este país se hicieron análisis más mesurados en los medios de comunicación sobre el balance final de los 11 días de conflicto armado.
"Los éxitos y fracasos de la operación Guardián de los Muros", se llama una columna de análisis publicada en el diario Yediot Ahronot (Ynet.com) por el militar y académico Ron Ben Yishai. "Se restauró el poder de disuasión sobre Hamás, y tanto Irán como Hezbolá deben tomar nota del poder de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)", considera el experto.
Pero en Gaza sigue existiendo un gran arsenal de misiles y la imagen de Israel en el mundo no fue bien defendida. El logro principal de la operación es que las FDI lograron restaurar el poder de disuasión sobre Hamas y la Yihad Islámica. Probablemente no se apresuren a reanudar los ataques en un futuro cercano.
Pero la preservación y el fortalecimiento del poder de disuasión dependerá de la postura del gobierno israelí ante futuras amenazas. El ejército restableció las reglas de juego que rigieron en el sur en las últimas décadas, y ahora la pelota la tiene la política. Cualquier gobierno que se forme en Israel deberá prevenir el crecimiento de las capacidades militares en Gaza y responder con fuerza a cualquier violación de la soberanía, incluso si se trata de globos incendiarios o drones que cruzan la valla fronteriza.
Además, la cooperación para la rehabilitación humanitaria y económica de Gaza debe permitirse cuando se haya alcanzado un intercambio razonable de rehenes y cuerpos de soldados israelíes retenidos del lado palestino. En su primera guerra digital el ejército de Israel consiguió grandes logros. La destrucción de los túneles de guerra en toda la Franja de Gaza y los que buscaban penetrar a Israel son un impresionante éxito estratégico, así como destrucción de bases en los que se producían cohetes.
La demostración de una abrumadora superioridad en inteligencia y la capacidad de desarrollar una campaña militar con medios precisos, alcanzando objetivos con daños mínimos a los civiles no involucrados, es otro logro estratégico que otorgó a Israel una legitimidad internacional sin precedentes, lo que permitió ejecutar la operación sin demasiada presión, afirma Yishai.
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Pero las FDI no lograron destruir por completo el sistema de lanzamiento de cohetes y misiles de Gaza. Gran parte de las armas de los grupos terroristas todavía son utilizables, situación que permite a Hamas y la Yihad Islámica mantener una amenaza latente hacia Israel. Es cierto que antes de disparar lo pensarán dos o tres veces, pero físicamente la capacidad la tienen y es un aspecto que Israel tendrá que considerar a futuro.
Difícilmente una incursión terrestre en la Franja de Gaza, como la que ocurrió en 2014, hubiera permitido al ejército completar el trabajo de destrucción de la matriz de cohetes. Pero se puede suponer que los resultados hubieran sido mejores que los de una operación estrictamente digital. Sin embargo, en el pasado el ingreso terrestre implicó pérdidas y semanas muy duras hasta alcanzar los objetivos propuestos. En todo ese tiempo Israel no pudo volver a su vida normal.
En relación al número de cohetes disparados desde Gaza y las notables mejoras de las capacidades de alcance de Hamas y la Yihad, el número de bajas israelíes es pequeño y el daño relativamente tolerable. La fortaleza mental de los residentes del sur y centro del país fue impresionante, el funcionamiento de los servicios de rescate y la policía fue muy bueno, y el sistema defensivo Cúpula de Hierro también se desplegó de manera asombrosa. Es una herramienta que sigue siendo una maravilla tecnológica, que permite a la ciudadanía lidiar contra ejércitos terroristas bien equipados.
El gran fracaso en este sentido fue la desprotección que sufren muchas viviendas de Ashkelon, Ashdod y otras localidades del sur. Es una situación grave y requiere una reparación inmediata, a través de un plan gubernamental que garantice refugios y áreas protegidas para toda la población. En los próximos años tal vez desde Gaza no habrá ataques, pero Hezbolá en el Líbano tiene misiles con capacidades de atacar Ashkelon o inclusive más al sur.
En cuanto a la imagen pública de Israel en el mundo, esta campaña en Gaza fue menos exitosa que su arista militar. Hamas obtuvo algunos logros políticos al comienzo de la escalada, cuando se posicionó ante la opinión pública mundial como un defensor de Jerusalem y Al Aqsa, y que además de mandar a los israelíes a sus refugios hacía que el gobierno israelí diera marcha atrás con movimientos políticos.
Hamas sacó provecho de la juventud palestina de Jerusalén y Cisjordania, de los árabes israelíes y de la diáspora palestina, especialmente la libanesa. Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, trató de evitar que Hamas se convirtiera en un factor político dominante, pero fue derrotado en base a la explotación del sentimiento religioso y el odio hacia el Estado judío que ya asomaba entre la ciudadanía árabe israelí.
La guerra mediática durante la escalada tuvo como campo de batalla las redes sociales, no solo entre Israel y sus enemigos, sino que también en los conflictos internos entre israelíes. Además del problema de las armas ilegales en el sector árabe, sin las redes posiblemente no hubieran explotado los disturbios entre árabes y judíos (dentro de Israel). Pero Israel no monitoreó adecuadamente esta situación y la defensa pública de Israel en el mundo fue nula. Hubo un problema con el vocero militar en inglés que no comunicó con claridad y confundió a muchos medios estadounidenses que, de manera equivocada informaron de una incursión terrestre en Gaza.
Las internas demócratas no afectaron la cooperación del presidente Joe Biden, pero Israel debe recuperar consenso en Estados Unidos. Biden demostró que Estados Unidos sigue siendo un aliado leal, y que la identificación de Israel con el Partido Repúblicano es una situación que se debe corregir. Para el Partido Demócrata el gobierno de Israel es un factor de controversia. Y aunque esas diferencias internas no afectaron demasiado a las políticas de Biden durante la operación Guardián de los Muros, es necesario dar un giro que devuelva el consenso sobre Israel en Estados Unidos. Caso contrario, podríamos lamentarlo en próximas confrontaciones.
A su vez, otro logro estratégico de Israel es la demostración hacia otros enemigos del éxito y las capacidades de las FDI durante la escalada. Hezbolá e Irán vieron lo que el ejército israelí puede hacer a través de este nuevo concepto operativo, basado en la superioridad de inteligencia, una fuerza aérea altamente calificada, armas precisas y capacidades tecnológicas. Después de esta operación, ni Teherán ni Nasrallah (el líder de Hezbolá) tendrán prisa por un enfrentamiento importante con Israel.