Multitudes tomaron este jueves las calles de ciudades de Francia en el primer día de huelgas y movilización general desde que el presidente Emmanuel Macron agravó la indignación pública al aprobar por decreto una resistida reforma jubilatoria, una jornada que dejó decenas de detenidos y escenas de batallas en varios puntos del país.
Los manifestantes bloquearon rutas, estaciones de trenes, el aeropuerto Charles de Gaulle de París, refinerías y puertos, y las clases se vieron casi paralizadas, mientras hubo incendios de comercios, ataques a sedes bancarias y reiterados choques entre quienes protestaban y la Policía.
Las centrales sindicales llamaron para el martes próximo a una nueva huelga con movilización.
Los trenes regionales y de alta velocidad, el metro de París y los sistemas de transporte público en otras ciudades importantes se vieron interrumpidos. Alrededor del 30% de los vuelos en el aeropuerto de París Orly fueron cancelados.
Más de 250 manifestaciones tuvieron lugar en ciudades de la segunda economía de la Unión Europea (UE), algo que las centrales obreras definieron como “gran movilización” de los trabajadores contra la decisión de elevar la edad jubilatoria a 64 años.
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En París, decenas de miles de personas se reunieron en la plaza de la Bastilla en un ambiente alegre, muchos ondeando banderas de sus sindicatos al son de canciones de protesta. “¡Aquí estamos! ¡Aquí estamos, aunque Macron no quiera!”, cantaban los manifestantes.
Aunque varios medios capitalinos hablaron de no menos de 800.000 personas en las calles parisinas, el Ministerio del Interior bajó esa cifra a 119.000. Cerca de 5.000 policías fueron destinados a la seguridad en la ciudad.
La Torre Eiffel y el Palacio de Versalles fueron cerrados al público debido a las huelgas. Un quiosco fue incendiado en la Plaza de la Ópera y sobre el Boulevard de los Italianos fue vandalizada una sede del banco BNP Paribas. En el oeste del país, en las ciudades de Rennes y Nantes, manifestantes —en su mayoría estudiantes— se enfrentaron con la Policía, que disparó chorros de agua y gases lacrimógenos sobre la multitud.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, denunció “ataques y daños inaceptables” en un edificio estatal y una comisaría en Lorient, también en el oeste de Francia, y tuiteó que “esas acciones no pueden quedar impunes”.
Macron admitió la “impopularidad” de elevar la edad jubilatoria de 62 a 64 años, pero dijo que la reforma debe regir “para fin de año”, cargó contra los sindicatos y la oposición y acusó de “sediciosos” a los manifestantes que hayan cometido desmanes.
“Esta declaración alimentará la ira”, advirtió el secretario general de la central obrera CGT, Philippe Martinez, a la radio RTL, al inicio de la que es la novena jornada de huelga y movilización contra la reforma desde mediados de enero.