Ante la crisis económica que vive Venezuela, los feligreses tuvieron que recurrir a otras vías para ofrecer su limosna a las iglesias. Los párrocos se ha visto en aprietos para costear los rituales católicos y mantener los templos limpios.
Ante la crisis económica que vive Venezuela, los feligreses tuvieron que recurrir a otras vías para ofrecer su limosna a las iglesias. Los párrocos se ha visto en aprietos para costear los rituales católicos y mantener los templos limpios.
Antes de darles la bendición, el padre Alirio Suárez les recuerda a los fieles que, ante la falta de moneda, pueden hacer sus donaciones por el "punto de venta", como se conocen popularmente los posnet. La escasez de efectivo obliga a las iglesias a aceptar dinero plástico, de cualquier modo, insuficiente.
Relegando el mandato cristiano de discreción, varios entran a la sacristía para pasar sus tarjetas de débito o crédito, debiendo revelar nombre, número de cédula y monto del diezmo. "El poco efectivo que consigo es para el pasaje (de colectivo)", dice Gladys Angel, tras deslizar el plástico. Contadora de 58 años, se reserva el metálico además para comprar en mercados donde algunos productos cuestan tres veces menos si paga con efectivo.
El domingo, cuando hay siete misas y concurren más feligreses, la iglesia de San Alfonso recolecta unos cuatro millones de bolívares en efectivo, poco menos de un dólar. Con eso "no te compras un kilo de carne", afirma Suárez, de 53 años. Los aportes con tarjeta triplican la cifra. El datáfono (posnet) lo presta una fundación los fines de semana. "Si no fuera por el punto, estaríamos pasándola muy mal", admite el sacerdote, justificando que para muchos es imposible aportar con un salario mínimo de solo 1,5 dólar.
La escasez es tal que los billetes se venden en el mercado negro por el triple de su valor. La generosidad también salió del fuero íntimo en la iglesia Preciosísima Sangre, en un sector acomodado de la capital. Su párroco, José Manuel León, optó por las transferencias bancarias para compensar lo que no llega a la bolsa.
En lugar de billetes, "la mayoría de la feligresía" deposita el comprobante de la operación, donde escriben "donativo o colecta". "El papel moneda es reemplazado por el papelito de la transferencia. Es como están subsanando el problema", cuenta León, de 52 años, quien también realiza así matrimonios y bautizos.