Muchos lo saben —además de mi apellido, que es un número, el 10— que nací un día 10, a las 10 de la mañana.
Dibujo: Chachi Verona
Muchos lo saben —además de mi apellido, que es un número, el 10— que nací un día 10, a las 10 de la mañana.
Dentro de mi historia, atravesada por el número 10, estudié bibliotecología, y para este Día Mundial del Libro quise descubrir qué decían en sus páginas 10 algunos de los libros que tanto amo.
Recopilé y recopilé algo bastante metido en mis rutinas, quería oír sus voces, desentrañar mis derroteros, hacer eco de lo dicho en el paso del tiempo para descubrir su resonar, desde el ayer al hoy.
Encontré muchas páginas 10 en blanco, entre prólogos e índices, me pregunté qué me querrían decir según la temática del libro en cuestión, me sorprendieron y alegraron: qué hacer con la vida, qué bueno, llenarla con alegrías y tristezas; muchos cuerpos y una sola alma, que me remitieron a las transformaciones etarias y a nuestra esencia intacta; o la conquista de América con las injusticias que tanto se quisieron tapar; un libro de cocina “con sin nada”, la mente en blanco para que aflore nuestra creatividad, o uno del Mayo Francés, la nada y tanto, en el mundo pasaban las cosas al unísono. Un libro de cuentos, La Cenicienta, destruido, pero con unos dibujos magníficos, nuestro niño que ya no es y el niño interior en toda su efervescencia; Serrat... sin nada, pero con tantos recuerdos; la nada en una vuelta por mi cárcel, ¿será por eso que me gusta tanto viajar? Las páginas 10 en blanco, un reto para llenarlas con lo propio.
En general leo de todo, y en esa diversidad aparecieron las reflexiones-pensamientos que me ayudaron a andar y a elegir. Todos tocaron mis fibras, empeoradas o mejoradas en el devenir, todos enseñan, como la vida, y a veces encontramos las respuestas para aceptar el destino. Las brujas y las hadas nos pusieron magia y música y los que nos hablan de espiritualidad en algún momento nos acercaron a la serenidad necesaria para ser resilientes y seguir creyendo en utopías. Vimos nuestro propio amor reflejado y alguna vez deseamos que no hubiera moretones en nuestras almas, siguiendo a Françoise Sagan, ya que creo que los libros nos interpelan a todos.
Aprendí a entender quiebres imborrables de intensos sufrimientos, llenando con experiencias positivas tanto dolor. Supe que se podían sacar la ira y los miedos organizando nuevos capítulos para poder trazar otros itinerarios, sin tantas obligaciones, con más libertad.
Sigo, busco y veo mis caminos, marcados por el movimiento, la cocina, los viajes, no desdeñando el esfuerzo, feliz de agradecer, agasajar y saber de compasión, lo interesante de crear en uno, volver a ser, llegar a la obra de arte del alma, encontrar a una Mariana Enríquez a la que le gusta visitar cementerios por el arte y las historias que nos ayudan a comprender el valor de vivir.
Destacar la importancia de la educación, del acceso a la información y los testimonios increíbles de tantos y tantas maestras de nuestra tierra. Realidades históricas y políticas de tantos países, de diferentes continentes, con fines únicos, tristemente muchos sin cumplir. Me mostraron hermosas obras de arte, acompañadas de las vidas de los artistas, atormentados o no, pensé en las mentes en blanco de ellos para que surja la creación. Leí entrevistas y a veces sentí algo de envidia de no ser como el entrevistado o entrevistada.
Leí de exilios y revoluciones, de dictaduras, de inmigración, de injusticias, traté de no sentir tanto pesar, me situé en gente carenciada, condenada a vivir sin nada o de forma muy precaria, por qué será tan difícil concretar los mundos nuevos. Me pregunto por la guerra, hay quienes curan hay quienes matan, me lleva a contemplar y escuchar, ¿sería todo mejor si lo hiciéramos?
Los amores nos forman con sus dichas y tristezas, aquí somos nosotros las páginas en blanco para llenar sus capítulos. He leído enseñanzas de maestros, vidas de ídolos populares, Gauchito Gil a la cabeza, donde a cada paso alguien lo recuerda y lo saluda.
Visité diccionarios: el de sinónimos, antónimos e ideas afines iba de admirador a lo adverso, pasando por adorar, adornar, lo adusto, pero por fortuna el antónimo de adverso es lo favorable o propicio. El escolar va de aguacate a aire, la palta me encanta y lo que me encanta es el aire para mi vida. Un diccionario muy viejo y destruido me muestra el significado de las abreviaturas, debería abreviar mis tiempos, pero no el de leer y el diccionario Océano práctico contiene desde acento a achaque, pensé que si no le ponemos tanto acento a los achaques, quizá los sentiríamos menos.
También entró el humor y las historietas en este racconto, alguna que otra revista “femenina por decir”, banalidades que ayudan de vez en cuando al pasar, recorriendo en un segundo calidad de vida, sexo, pareja, cocina, felicidad, viajes, decoración.
Pero para un final feliz, elegí la página 10 de una revista semanal de un diario español, la que curiosamente había quitado, no sé cuándo, para alimentar mis archivos, ¿Qué diría? ¿Qué me han quitado? ¿Con qué la llenaré? Son otras cuestiones, cada quien sabrá con qué.
(*) Bibliotecaria.