Una vez más, ¿y cuántas van? Primero fue la bizarra y más que mediocre muestra de León Ferrari, ahora, esta infamia de Mauro Guzmán. Al parecer las autoridades de Cultura "socialistas" de nuestra ciudad están empeñadas en ofender el sentimiento más profundo de un cristiano, sea éste católico, evangélico u ortodoxo. Obviamente, una obra de tan bajo vuelo artístico sólo puede recalar en el Museo Castagnino si existe una verdadera intención por parte de las autoridades de dicha institución de ofender sentimientos profundos, en este caso religiosos. En cuanto a las declaraciones del director del Museo, Carlos Herrero, "es imposible pensar en sacar una obra por la queja de un visitante", tal vez tenga razón. Deberíamos ser muchos los que tendríamos que quejarnos. Como cristianos somos cómodos. Pero la respuesta de Herrero no es aceptable. La intencionalidad de la obra en cuestión es manifiesta y despreciable. Apoyo firmemente lo dicho y actuado por el joven abogado Guillermo Grisolía, a quien felicito. Asimismo, hago responsable totalmente al intendente de la ciudad por esta verdadera canallada. No puede hacerse el desentendido.