Mario Roberto Segovia, el hombre acusado de ser el mayor proveedor de efedrina
del país a los carteles de narcos mexicanos, se negó a declarar ayer ante el juez federal Federico
Faggionato Márquez y seguirá detenido. La misma decisión de no responder preguntas de la Justicia
adoptaron los otros cuatro detenidos en la causa, quienes también continuarán presos. Tras la
medida, todos los implicados fueron trasladados a la alcaidía de los tribunales porteños, desde
donde anoche fueron llevados a sus lugares de detención, mientras que el magistrado tendrá 10 días
hábiles para decidir su situación procesal.
En tanto, el juez Faggionatto Márquez recibió ayer todos los documentos y actas
de los procedimientos realizados el domingo en Rosario y que derivaron en las detenciones de
Segovia y los otros cuatro sospechosos además del secuestro de dinero, una decena de armas, cuatro
vehículos de lujos, lingotes de oro y relojes de marca que se hallaron en la vivienda de Alvarez
Condarco 472 bis, en Fisherton, donde vivía la familia Segovia.
Segovia fue apresado la tarde del domingo en el aeroparque metropolitano Jorge
Newbery cuando, junto a su primo Sebastián (a nombre de quien había comprado un campo de 10 mil
hectáreas en San Juan), iban a abordar un vuelo de cabotaje hacia Iguazú para participar luego de
una "reunión comercial" en la zona de la Triple Frontera (ver abajo).
Horas después, en la casa de Fisherton fue detenida la esposa de Segovia, Gisela
Itatí Ortega, quien para los pesquisas estaba al tanto de la actividad ilegal de su marido.
Mientras que también en Rosario fueron arrestados el contador Roberto Guerini y Daniel Bocchi,
quien trabajaba para el sospechoso.
Los vínculos.Faggionato Márquez explicó ayer que si bien a Segovia se lo empezó
a investigar junto con la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side) hace cinco meses tras
desbaratarse un laboratorio de metanfetaminas en una quinta de Ingeniero Maschwitz, oportunidad en
la que fueron detenidos nueve mexicanos y un argentino, el rosarino no estaría vinculado a esa
banda que lideraba Jesús Martínez Espinoza. "Compartían el mismo proveedor de efedrina", afirmó el
magistrado al referirse al detenido Raúl Ribet, sindicado como comprador y triangulador de esa
sustancia, que a su vez Segovia vendía a los carteles mexicanos.
En realidad, cuando Faggionato empezó a buscar al proveedor de efedrina para los
narcos, buscaba a Héctor Germán Benítez, identidad falsa con la que operaba Segovia y con la que
abrió un laboratorio trucho en Entre Ríos 1031 de Rosario. Sin embargo, el verdadero Benítez está
preso en el penal de Sierra Chica.
Lujo y ostentación. Según la pesquisa, Segovia había comprado entre 2006 y el
2008 más de 8.100 kilos de efedrina que colocó en el mercado ilegal mexicano, donde su valor
asciende a unos 30 millones de dólares, por lo que el ministro de Justicia de la Nación, Aníbal
Fernández, lo sindicó como el "mayor proveedor de los carteles mexicanos".
Cuando los investigadores llegaron a su residencia de Alvarez Condarco 472 bis
se sorprendieron por la opulencia que descubrieron: un Rolls Royce modelo 2008, una camioneta
Hummer comprada este año y otra de la misma marca modelo 2007 que fue ingresada al país con
franquicia diplomática, una Land Rover y dos cuatriciclos. También encontraron dos lingotes de oro
de un kilo cada uno, dos de medio kilo y dos de 100 gramos, como así también 10 armas de fuego
—ocho de las cuales cuentan con la debida autorización—, 275 mil euros, 70 mil dólares
y 3.500 libras esterlinas.
Como si eso fuera poco, en la casa se encontraron precursores químicos como
etanozol, cianuro, yodo y acetona, bajo la inscripción de la droguería Famérica, con domicilio de
la Capital Federal, que ya había sido allanada por el mismo caso en septiembre pasado, cuando se
demoró a su dueño, que luego fue liberado.