Rodrigo de la Serna promete y cumple. Así como cuando actúa hay una promesa concreta de un buen personaje, ahora no hay motivos para dudar de lo que se viene: "Vamos a armar un lindo jolgorio, va a ser una fiesta criolla". Ese es el modo en que el actor y músico presenta el show de El Yotivenco de hoy, a las 21, en el Bar Olimpo (Corrientes y Mendoza). El grupo, ahora convertido en cuarteto, renueva su apuesta por el tango, la milonga y el candombe, en "un rescate de las tradiciones y la música de identidad criolla", dijo el actor (voz y guitarra), al que acompañan Fabio Bramuglia y Blas Alberti (guitarras) y Juan Hermelo (guitarrón).
"Tuvimos un parate de unos cinco años y ahora decidimos volver con arreglos más precisos y más maduros musicalmente. Ahora somos un cuarteto, tres guitarras y un guitarrón, y siempre habrá sorpresas. Tenemos muchos amigos en Rosario, y hay tamborileros de la ciudad que seguramente subirán al escenario y terminaremos con los tambores en la calle", dijo De la Serna en diálogo con Escenario.
—¿Por qué volvieron y a qué se debió la pausa del grupo?
—Hubo una cierta fatiga, veníamos con mucho trabajo, tocamos en todos lados, en México, Brasil, Uruguay, por el país varias veces, y los grupos son difíciles de sostener en el tiempo, con El Yotivenco nos dimos cuenta de esa realidad. Pero siempre seguimos en contacto, porque además somos muy buenos amigos y cada uno desde su lugar siguió estudiando y practicando. El año pasado dijimos «juntémonos otra vez a ver qué pasa» y nos dimos cuenta que la magia estaba intacta. Por eso decidimos retomar, porque tenemos mucha esperanza de lo que viene, volvimos con aires renovados y todo esta sonando muy bien. Tenemos muchas ganas de compartir esta música que amamos.
—¿Cuál es el común denominador de la música del grupo?
—Fundamentalmente la música criolla, y el otro eje rector es la guitarra como protagonista del repertorio que elegimos. Es un repertorio puramente guitarrístico, después se suma lo del candombe y se abre. En este momento estamos en algo más criollo, seguramente después haremos algo más enchufado, pero ahora estamos en un set criollísimo y guitarrístico, basado en las guitarras de Roberto Grela, Alfredo Zitarrosa y Juanjo Domínguez, ese es el eje del repertorio. Estamos calentando motores con temas clásicos, los nuestros van a esperar un poco más.
—¿Por dónde va la búsqueda?
—Todo se dio naturalmente, no sé si es una búsqueda artificiosa. Yo aprendí a estudiar y tocar la guitarra a los 18 años desde la milonga y el tango. Y lo mismo sucedió con mis compañeros, uno es más rockero, otro es más murguero, otro más candombero, pero también lo hicimos con la conciencia de saber que la música rioplatense en algún momento se escindió de la evolución natural de otras músicas de Latinoamérica.
—¿A qué te referís concretamente con esto?
—Claro, vos agarrás música brasileña, por ejemplo, y tiene guitarras eléctricas y hasta podés escuchar algún tema de Caetano Veloso y podés decir que es una canción pop. Pero abajo siempre está el samba, siempre está presente la identidad rítmica de Brasil, hasta lo ves en Tribalistas o en Sepultura, que es un grupo de trash, pero también está el samba ahí atrás. En cambio con la milonga y el tango no sucede, aunque sí pasa con el folclore y la murga.
—¿No te identificás con la mixtura del tango y milonga con la electrónica, al estilo Bajofondo?
—No, a mí me gusta tocar la guitarra, ¿viste? Me gusta tocar con mis amigos y no sé nada de sintetizadores, ahí tenés un titular, mirá qué lindo (risas). Pero por una cuestión de ignorancia mía, no de prejuicios, me gusta que las guitarras suenen armónicamente y si antes éramos tres y ahora somos cuatro, mejor, me gusta más ese tipo de música, me identifica, me apasiona, mi corazón late ahí.
—Más allá de lo musical, ¿bajás algún mensaje vinculado a lo social desde las letras?
—Mirá, en este repertorio hay un sólo tema direccionado más hacia lo social, pero mi opinión la doy con mi trabajo como actor y mi militancia cultural la hago en el pueblo donde vivo (Ingeniero Maschwitz, en el conurbano bonaerense). De alguna manera, el rescate de estas tradiciones y músicas de identidades criollas es una manera de decir algo y comunicar algo importante. En las letras siempre hay algunas cositas, siempre, pero el repertorio es un lindo jolgorio. Es una fiesta criolla y la alegría es lo que prima, la alegría no es solo brasilera, cantaba Charly.
—Mientras en la actuación mutás en cada personaje, tu actividad musical con El Yotivenco te permite mantener un estilo a lo largo del tiempo.
—Sí, sin duda, se mantiene con el tiempo, siempre estuvo y no se va a ir, mi pasión por la guitarra y por la música argentina estará siempre. Y compartir eso con amigos, en un escenario, interpretando tangos, milongas, candombes y haciendo de showman también, son muchas pasiones combinadas en un sólo show. Soy muy pleno cuando toco con El Yotivenco, te diría que tengo un nivel de plenitud mayor que en el teatro, porque además armonizás la velada. Son muchas cosas que suceden al unísono que el teatro no lo tiene, la verdad es eso. El nivel de intensidad y pasión que hay arriba del escenario con El Yotivenco es único.
Cuatro películas y "El Farmer"
Entre guitarreada y guitarreada, Rodrigo de la Serna sigue de estreno. El 7 de enero llega a la pantalla grande con “Camino a La Paz”, de Francisco Varone y días atrás fue la premiere en Italia de “Llámenme Francisco”, de Daniele Luchetti, en la que da vida al Papa argentino. Pero hay más: “En 2016 se va a estrenar ‘Cien años de perdón’, junto a Luis Tosar, un gran actor español y en abril comienzo a filmar una comedia dramática, aún sin título, dirigida por Marcos Carnevalo, que protagonizo con Oscar Martínez”. La buena noticia para Rosario es que llegará a la ciudad con la gira de la obra “El Farmer”, que repondrá desde febrero en el San Martín de Buenos Aires.