Menos de un par de minutos necesitaron los dos ladrones que ayer al mediodía robaron cerca de un millón y medio de pesos de la sucursal del Nuevo Banco de Entre Ríos de Corrientes al 300. Con sangre fría y precisión de cirujanos, los ladrones ingresaron al banco cuatro minutos antes de las 13, horario en el que finaliza la atención al público. Según revelaron fuentes policiales, una vez adentro le quitaron al gerente una saca con 1.030.000 pesos y robaron entre 400 mil y 450 mil pesos más del sector de cajas. No hubo disparos ni lesionados.
No los amilanó la presencia de las cámaras de vigilancia y se movieron a cara descubierta. Uno de los asaltantes se quedó junto a un empleado de seguridad mientras el otro, pistola en mano, fue hacia la línea de caja y colocó la clave correcta en la cerradura electrónica de una puerta que separa el hall del interior del sector de cajas.
Antes de que el empleado, en este caso el gerente del banco, pudiera reaccionar el delincuente le arrebató una saca que acababa de dejar un portavalores de Prosegur. Y cuando el policía que estaba de adicional en la caseta de seguridad accionó la alarma, los ladrones ya habían ganado la calle con rumbos distintos.
Algo pasó. Las primeras en enterarse del atraco fueron las mozas del bar ubicado frente al banco cuando se cruzaron para llevar los ravioles del menú del día y no las dejaron entrar "porque algo había pasado". Ese "algo" era un asalto al ex Bersa de Corrientes al 300.
"No vimos nada. Nos alertó un pibe que limpiaba vidrios en el quiosco y dijo haber visto a un tipo que salió del banco con un fierro en la mano. Ahí nos dimos cuenta de que habían robado el banco", contó un empleado de una playa de estacionamiento sobre calle Corrientes. El resto del vecindario se enteró cuando comenzaron a multiplicarse los patrulleros.
Movimiento. Ayer era día de pago en esta sucursal del Nuevo Banco de Entre Ríos. Cobraban la Asignación Universal por Hijo beneficiarios con DNI terminados en 9, así como jubilaciones y pensiones de la Nación aquellos cuyos documentos terminaran en 6.
En el banco había unos 15 empleados, contando los dos de la seguridad privada. "Ahora no viene tanta gente como antes porque la mayoría de las asignaciones se cobran con tarjeta de débito. Pero es un banco con gran movimiento y como hay mucha gente grande, los muchachos de la seguridad por ahí dan una mano con los números para la atención", contaba una comerciante de la cuadra que conoce el movimiento de la sucursal bancaria.
Minutos después de las 12.45 un camión de caudales de la empresa Prosegur arribó a la entidad. Como se estila, los empleados bajaron una saca y la llevaron hasta la caja número 8, donde la recibió el gerente. Una vez que dejaron el dinero, los portavalores regresaron al vehículo.
Tal como dispone el Banco Central, el jerárquico comenzó a contar el dinero que le habían traído, rutina que debe cumplimentar antes de ingresarlo al tesoro del banco.
Resueltos. Según reconstruyeron los investigadores, cuando los portavalores ya estaban en el camión, los ladrones —de entre 30 y 40 años, vestidos de elegante sport— ingresaron al banco con un intervalo de 30 segundos. Al parecer, estaban esperando en un bar de enfrente. Sus movimientos fueron captados por al menos cuatro cámaras de vigilancia.
Uno se quedó con el empleado de seguridad más cercano a la puerta de ingreso, al costado de la garita donde estaba el policía de adicional. Fue claro al transmitirle al empleado el concepto "esto es un asalto".
En tanto, su cómplice siguió a paso firme hacia la línea de cajas. Sacó un celular y fingió que se ponía a hablar con alguien. De inmediato se le acercó el otro empleado de seguridad al cual redujo a punta de pistola.
Así, como siguiendo al dedillo un guión, el ladrón caminó hasta una puerta con cerradura electrónica que separa el hall del interior de las cajas. Pulsó los números correctos de una sola vez e ingresó.
Ya del otro lado, encañonó a otra empleada y se dirigió hacia la caja 8 donde el gerente contaba el dinero recién llegado. Sin mediar palabra le quitó la saca y algo más de dinero que, al parecer, se encontraba en una caja fuerte que estaba abierta. Fuentes vinculadas con la investigación indicaron, al cierre de esta edición, que el conteo de lo sustraído alcanzaba el millón y medio de pesos.
Entonces, como en un acto de magia de principiantes, el delincuente desplegó un bolso y allí colocó el botín. Antes de que pasara el segundo minuto, ambos ladrones ya estaban afuera.
Perdidos. Los investigadores revelaron que los delincuentes salieron corriendo hacia calle Catamarca pero enseguida se separaron. Con un movimiento sincronizado, el que llevaba el bolso con el dinero se perdió antes de llegar a Paraguay.
La hipótesis es que un vehículo lo estaba esperando, aunque nadie vio si era un auto o una moto. Su compinche fue hacia Entre Ríos, con el mismo resultado.
Al cierre de esta edición tomaba forma la hipótesis de que el certero robo, que según los investigadores parece haber sido una entrega, podría haber sido cometido por una banda que no sería oriunda de Rosario.
"Unos duques"
Hasta ayer, el último atraco a un banco en Rosario había sido el 11 de marzo de 2011 cuando cuatro hombres robaron, también en dos minutos, 2,7 millones de pesos del Credicoop de Santa Fe al 1000. “Los del Credicoop fueron muy violentos. Los de ayer fueron unos duques, no lastimaron a nadie”, dijo un investigador de ambos casos. El primero está sin aclararse.