"Lo único que me acuerdo es que cuando me rescaté me dijeron que había matado a mi amigo. Hasta el día de hoy lo estoy llorando". Hugo Sebastián Cosenza no pudo precisar mucho más sobre el crimen de su amigo de la infancia José Luis Espíndola, un joven de 23 años baleado en una casa de la zona sudoeste en abril pasado. El acusado, un joven verdulero que no terminó la escuela primaria y no sabe leer ni escribir, contó que llevaba tres días bajo el efecto de drogas cuando mató a su amigo. El juez de Instrucción Luis María Caterina lo procesó ahora como autor del ataque y señaló que, como suele ocurrir en homicidios cometidos en estado de "intoxicación cocaínica", fueron motivos banales los que desataron la agresión.
El crimen de Espíndola ocurrió en una casa de Gaboto e Iriondo la tarde del 28 de abril pasado. Poco después de las 18 de ese día el joven entró al Hospital de Emergencias con un disparo en la ceja izquierda y murió tres días después.
Lo poco que pudo averiguar en los primeros momentos la policía fue que había sido atacado en una pelea y que el disparo había sido realizado por Cosenza, identificado entonces como "su primo" aunque en realidad era amigo de la víctima. A los dos días, el 3 de mayo pasado, este joven de 22 años y al que le dicen "Manco" fue detenido en una casa de Armstrong donde lo alojaban familiares.
Sin memoria. "Yo verdaderamente no me acuerdo bien de nada, veníamos de hace tres días amanecidos, chupeteando, fumando marihuana, tomando cocaína", contó el muchacho de 22 años al ser indagado por el crimen en el juzgado de Instrucción 3. "Fuimos a la casa de mi tío y ahí seguimos tomando y fumando y yo no me acuerdo de nada, si había un arma o no. Yo lo único que me acuerdo es que cuando me rescaté me dijeron que había matado a mi amigo", agregó.
En la investigación se precisó por otros testimonios que ese domingo Cosenza había compartido un asado en la casa de Espíndola y que a la tarde fueron juntos a tomar vino a la casa de su tío, en Gaboto e Iriondo. El joven no pudo precisar qué había hecho ese día porque "estaba muy pasado". Tampoco pudo responder si había tenido una discusión con su amigo antes de dispararle: "No, no discutí, yo no me acuerdo de nada"
Cosenza sólo pudo recordar que había consumido una gran cantidad de sustancias: "Mucha. Mucho faso, mucha merca, mucho escabio, no sé cuánto". A eso atribuyó el ataque sin sentido contra un amigo con el que nunca había tenido diferencias. "Hasta el día de hoy lo estoy llorando. Hasta comimos asados juntos. Andábamos los dos en la calle, nunca tuve problemas con él", lamentó.
Algo trivial. Lo que pasó esa tarde intentaron explicarlo otros familiares que estaban en la casa. El tío de Cosenza contó que alrededor de las 17.35 su sobrino salió exaltado de la casa, le gritó "tío, no sé qué me pasó, no sé qué me pasó" y se alejó corriendo. Cuando él entró a su casa se encontró con el amigo de su sobrino "tirado" en el piso. Su esposa señaló que esa tarde los jóvenes "no estaban discutiendo ni nada, se estaban riendo nada más. Estaban rechupados, no se podían mantener parados, se tiraban arriba de la mesa del acohol que tenían encima. Se querían robar los atados de puchos de mi marido y yo le dije al Manco que lo lleve (al amigo) a dormir".
A partir de este testimonio, el juez dedujo que el motivo del disparo fue trivial: pudo ser que Cosenza quisiera "llevar a su amigo a dormir o que le hiciera alguna observación respecto a los cigarrillos de su tío".
En el dictamen, el juez descartó la inimputabilidad del muchacho porque el informe del Consultorio Médico Forense concluyó que nada le impide comprender la criminalidad de sus actos. Sin embargo, señaló que bajo el efecto de estupefacientes pudo "desarrollar una conducta como la atribuida contra una persona con la cual tenía larga amistad". Citando textos de medicina legal, puntualizó que "una de las particularidades de los homicidios cometidos en estado de intoxicación cocaínica es que los motivos que desencadenan la agresión por lo general banales".
En ese contexto, procesó a Cosenza como autor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y le dictó la prisión preventiva para que, si la medida queda firme, espere en prisión el desarrollo del juicio.