Ciertos acontecimientos suelen jerarquizar parte de la historia. La fraccionan. En reiteradas oportunidades el qué acapara la totalidad del protagonismo y el cómo termina quedando relegado a un plano que casi no entra en escena. Eso fue lo que sucedió ayer. Porque lo importante fue que Plaza consiguió su primer triunfo en el Top 14 de la Urba. Logró pegar un golpe de timón que enderezó su rumbo, y que cortó una racha negativa de diez partidos. Ese fue el hecho más destacable de la victoria que consiguió el conjunto del pasaje Gould, en condición de local, frente a San Cirano por 16 a 12 (4-1), en el marco de la 10ª fecha de la instancia en cuestión.
Plaza atendió su urgencia. Ganó y dio su primer paso en el sinuoso camino de acallar todos los fantasmas que suelen acompañar a las rachas adversas. Porque los festejos siempre aportan importantes aspectos de cara al crecimiento. Traen de la mano la confianza, el convencimiento y el positivismo.
Si bien su participación en el torneo de la Urba tendrá su punto final en apenas tres fechas. Un triunfo siempre es una destacable plataforma de despegue. Porque debe tomar al éxito de ayer como un punto de partida. Y después la premisa es darle continuidad. En primera medida pensando en cerrar el certamen de la mejor manera posible y luego para empezar a apuntar al próximo desafío: recuperar el protagonismo que supo tener en las últimas temporadas.
Atlético asomó ayer la cabeza desde el pozo en el que había quedado sumergido luego de sumar derrota tras derrota. Retomó el sendero que tanto buscó. Respondió luego de no haber podido hacerlo por un sinfín de argumentos. Algunos por falencias propias y otros por cuestiones del destino, como las lesiones.
Pero no todas fueron pálidas para el conjunto del pasaje Gould. Porque en la primera parte del campeonato mostró una versión que supo poner de rodillas a los más fuertes.
Perdió algunas piezas importantes y las derrotas, algunas contundentes y otras no tanto, llegaron y golpearon fuerte. La merma en el rendimiento existió, pero la intención de salir adelante apostando a su juego cesó.
En sus últimas presentaciones, Plaza mandó evidentes señales de recuperación. Porque si bien la victoria le resultó esquiva se debió a que en el intercambio de golpes el rival de turno tuvo más cintura para encontrar el espacio necesario y sacar la mano del nocaut.
Y ayer llegó. Le costó. Lo sufrió. Demasiado por momentos. Y lo festejó por todo lo que implicó. Tras el pitazo inicial en el pasaje Gould se sintió un desahogo especial. Porque llegó esa victoria tan ansiada como esquiva. Plaza se reencontró con el camino del éxito y ahora debe procurar mantenerse por ese carril.