Pedro Aznar llega a Rosario para tocar las canciones que la gente eligió para el show “A la carta” que dió online junto a su banda en septiembre pasado, más algunas del álbum “Abrazo de hermanos”, realizado junto al artista chileno Manuel García. También habrá “varios estrenos que estarán en mi próximo disco”, detalló el músico que regresa a los conciertos presenciales después de un año y describe así la situación: “Estamos entusiasmadísimos, y estoy seguro que la hermosa relación que tenemos con el público de Rosario completará el marco para que sea una noche para recordar”. Lo acompañarán Julián Semprini (batería), Coqui Rodríguez (guitarras), Alejandro Oliva (percusión) y Federico Arreseygor (teclados y voz). La cita será hoy, a las 21, en el Anfiteatro. El acceso será únicamente desde el Parque Urquiza. Las entradas están a la venta en www.ticketek.com.ar.
Tiene tanto recorrido en la música, que cualquier etiqueta resulta mezquina. Reparó en muchísimos estilos que además comparte con otro montón de artistas. Sin embargo, todavía a veces se lo reduce a “músico de rock argentino”. “Se podría decir que es mezquino reducir la vida de cualquier persona a un solo aspecto de lo que hace o lo que es”, dice al respecto. Luego agrega que, en su caso particular, una frase tal vez más abierta podría ser “músico popular argentino. De todas maneras, el rock es mi país de origen, así que no tengo problema con la otra frase tampoco”.
Trabajaste un montón de estilos musicales, incluso música para niños y niñas. ¿Qué opinás de la música dedicada al público infantil?
Es la más difícil de hacer. Los chicos son muy espontáneos, frontales y si algo no les interesa no pierden un solo segundo en ello. Mi intención, cuando hago música para ese público, es jamás subestimarlo. La hago con la misma profundidad que para adultos, pero me aseguro de que tenga una dosis extra de magia, asombro, juego, energía y humor, cosas sin las cuales se aburren y con muy buena razón. María Elena (Walsh) es mi norte para ese trabajo. Crecí cantando sus canciones, y es una referente absoluta del género.
Existe mucho material que hacés en colaboración con otros artistas o donde interpretás obras de otras personas o musicalizás poemas. ¿Cuán curioso o inquieto sos que no te alcanza con publicar solo lo que vos mismo producís?
Hacer música de otros autores es una manera de focalizar en la labor del intérprete, que me parece un desafío muy interesante. En cuanto a las colaboraciones con colegas contemporáneos, son instancias muy enriquecedoras para ambas partes, el intercambio de ideas es algo muy fructífero y sirve para renovarse y crecer. Y la labor sobre obras de autores “clásicos”, como ha sido mi trabajo con poemas de Borges, Neruda o Yupanqui, o músicas de Troilo o Piazzolla, son oportunidades únicas de interactuar con artistas irrepetibles, magistrales. En el caso de Horacio Ferrer, tuve la suerte de escribir un tango con él y de recibir su visto bueno. El tenía ganas de que escribiéramos una ópera. Después de su fallecimiento escribí tres tangos más, uno sobre una letra que me había pasado él, y dos sobre poemas inéditos que me hizo llegar su viuda, Lulú, que es una querida amiga.
El artista es como un vigía que alerta los peligros; el lugar es en el mástil, no tomando cocktails con políticos El artista es como un vigía que alerta los peligros; el lugar es en el mástil, no tomando cocktails con políticos
Durante la parte más dura de la cuarentena tuviste algunas presentaciones en formato streaming que anduvieron muy bien. ¿Qué te dejó esa experiencia?
Hice seis conciertos gratuitos durante la cuarentena, todos con repertorios diferentes, antes de hacer más en el mismo formato, pero pago, para poder darle una mano a todo mi equipo técnico, donar a la Fundación Sí y darle visibilidad a la situación de vulnerabilidad de mis colegas músicos y de la industria del espectáculo en general, más de 500 mil personas que vienen sufriendo muy duramente el parate laboral que causó la pandemia. El formato streaming permite una linda intimidad y la interacción con el público a través de un chat o redes. Es una forma de estar presente en la casa de quien te escucha, es un acompañamiento que se siente como más personalizado. Por mi parte pienso conservarlo, ya que es un lenguaje distinto, para proyectos especiales, aún después de que vuelvan al 100 por ciento los conciertos presenciales.
Cuando salió la nueva versión de “La grasa de las capitales” junto a Charly y David estabas muy apasionado con el trabajo que habías hecho. ¿Es tan importante el audio y la producción como el poder de las canciones?
Sí, a pesar de que prefiero escuchar una gran canción con un sonido pobre que una canción pobre con un gran sonido. El audio es el medio a través del que se comunica la música, ya sea con los instrumentos en vivo y sin amplificar en una sala de conciertos o en una grabación o transmisión. Por poner un ejemplo cinematográfico, yo disfruto más de “Citizen Kane” restaurada a un blanco y negro glorioso, como se debió haber visto en su estreno hace 80 años, que verla llena de rayas y con el contraste desteñido. ¿Es una obra de arte, igualmente, cuando está deteriorada? ¡Claro que sí! Pero la experiencia es más completa y emocionante con la restauración. Pasa lo mismo con un disco. El trabajo que hicimos sobre “La grasa de las capitales” con el ingeniero Ariel Lavigna en mi estudio restauró la dimensionalidad de la música y, respetando la estética de su sonido original, le devolvió ese contraste del que hablaba antes.
Tenés una línea de guitarras con tu nombre, pero además formaste parte del proceso de diseño. ¿Cómo fue esa experiencia?
Estoy muy contento con el trabajo que estamos desarrollando con Eduardo “Fanta” Beaudoux. Además de un luthier extraordinario que diseñó instrumentos para mí, como el bajo que usaba en Serú Girán hace 40 años y mantiene, modifica y calibra desde entonces todos mis instrumentos, él es un querido amigo y ambos tenemos una total confianza en el criterio del otro. Lo que yo aporto es más desde el punto de vista del ejecutante, pero también abarca aspectos de ergonomía, diseño, terminación y concepto. Ya lanzamos la PA-1, una guitarra electroacústica de cuerdas de acero que ha tenido un éxito notable, y ya estamos dando los toques finales a otros dos instrumentos que verán la luz este año.
Hace unos días falleció un ex presidente de Argentina y se volvieron a ver videos de la campaña previa a las elecciones de 1989, donde artistas y personalidades varias de aquí prestaban apoyo. Lo mismo sucedió con gobiernos posteriores, y también pasa en otros países. ¿Qué te parece la exposición de artistas apoyando a figuras de la política?
Es un derecho de toda persona, manifestar sus ideas. Yo, en general, prefiero ser una voz y una mirada independiente y juiciosamente crítica. La adhesión ferviente a una idea te quita, creo yo, imparcialidad, y podés terminar aceptando lo inaceptable por lealtad o compromiso. Yo creo en el artista como un vigía que alerta de los peligros antes de que otros los vean y cuando todavía hay posibilidad de maniobra. Tu lugar es en el mástil, con los largavistas, no tomando cocktails con políticos en un camarote vip.