Escuché en un programa de radio al ministro de Salud Miguel Angel Cappiello y recordé una frase que me repetía siempre mi abuela Victoria: "Tranquila, tarde o temprano el tiempo se encarga de sacar todo a la luz". El mismo ministro respondió que no conocía al día hasta ese momento datos de casos de gripe H1N1; que no conocía que había fallecido una chiquita de 5 meses en un sanatorio privado de la ciudad; que tampoco estaba enterado de lo que pasaba en el colegio Boneo ni en Tribunales. Seguramente, tampoco sabrá que mis dos hijos y yo fuimos afectados por esta enfermedad. Según él la información no le había llegado porque había estado reunido con Epidemiología en Arequito tratando el tema de los agrotóxicos. Señor ministro, si usted no tiene buenos asesores que le informen sobre la salud de la población, permítame decirle que no deberían ocupar los puestos en los que están, déjenselos para gente idónea, preparada, humana. Para muchos funcionarios debo ser una piedra en el zapato seguramente, pero desde que llegaron a mi vida mis hijos Julián y Victoria no voy a bajar nunca los brazos, a pesar de todos los cachetazos que ya me he acostumbrado a recibir de parte de quienes nos gobiernan y de quienes tienen el deber y obligación de cuidarnos y protegernos. Quiero decirle además al señor ministro que yo concurrí al médico y en muchas oportunidades ninguno supo decirme acertadamente el diagnóstico de lo que teníamos mis hijos y yo. Por suerte, mi experiencia hoy la puedo contar.