Las grandes empresas mineras están reduciendo su talla por la caída de los precios de los minerales de hierro y los metales industriales, como Anglo American y Río Tinto, que anunciaron el martes importantes medidas de ahorro.
Las grandes empresas mineras están reduciendo su talla por la caída de los precios de los minerales de hierro y los metales industriales, como Anglo American y Río Tinto, que anunciaron el martes importantes medidas de ahorro.
El sector es víctima de una oferta excesiva propiciada por las grandes empresas, combinada con una caída de la demanda de China, la segunda economía del mundo.
El mineral de hierro —usado para fabricar acero— cayó por debajo de los 40 dólares la tonelada, según el índice de referencia que mide los precios de las entregas en el puerto chino de Qingdao, y que es elaborado por el Metal Bulletin.
Entre inicios del año y finales de noviembre, los precios del níquel cayeron 38%, el mineral de hierro 33%, el cobre 29%, el platino 25% y los diamantes un 15%, según estimaciones de la empresa Anglo American, una de las mayores productoras del mundo.
Este contexto difícil durará, estiman los analistas.
“A medida que nos acercamos a 2016, está más claro que llevará tiempo absorber la sobreoferta de estos últimos años en el sector minero, teniendo en cuenta que la demanda china seguirá siendo débil”, subrayó Michael Hewson, analista de CMC Markets.
Para adaptarse, las empresas mineras anunciaron planes de choque. La británica Anglo American, con varias minas en Latinoamérica, anunció que reducirá su plantilla de 135.000 a menos de 50.000 empleados, un recorte gradual que concluirá después de 2017.
Anglo American opera ocho minas en Brasil, cuatro en Chile y una en Colombia, según su página web.
Si en 2013 contaba con 162.000 trabajadores, a finales de 2016 contará con 99.000, a finales de 2017 con 92.000, y “en el futuro” la cifra caerá a los mencionados menos de 50.000. “Vamos a reestructurar radicalmente nuestra cartera, y en consecuencia el resultado neto que se espera es una reducción hasta unos 50.000 empleados”, confirmó un portavoz de la empresa.
“De todos modos, tenga en cuenta que eso incluye (a los trabajadores de) los activos que vamos a vender, así que los 85.000 puestos no desaparecerán porque muchos seguirán trabajando para los nuevos propietarios de las minas”, añadió.
El grupo espera una depreciación de sus activos de entre 3.700 y 4.700 millones de dólares, y suspenderá los dividendos para el segundo semestre de 2015 y 2016.
“La gravedad del deterioro de los precios de las materias primas requiere medidas más audaces”, dijo en un comunicado el gerente general Mark Cutifani.
El grupo minero planea reducir el número de divisiones de seis a tres: De Beers (diamantes), Industrial Metals y Bulk Commodities. Anglo American quiere reducir su gasto en inversiones en 1.000 millones de dólares antes del fin de 2016.
Otra gran empresa minera, la angloaustraliana Río Tinto, también anunció que reduciría sus inversiones en casi mil millones de dólares el próximo año, de 6.000 a 5.000 millones. Las acciones de las empresas respondieron a los anuncios con una caída. Las de Anglo American perdían 8,37% a 338,1 peniques, el martes a las 11H35 GMT; las de la suiza Glencore perdían 8,36%; las de BHP Billiton un 5,15%, lo mismo que las de Río Tinto.
Contexto. La economía mundial se tambaleó en 2015, con un crecimiento estimado en 2,4%, cuatro décimas menos que lo previsto seis meses atrás. Y sólo se proyecta una moderada recuperación para 2016/17, debido a la persistencia de debilidades cíclicas y estructurales. Así lo señaló el informe de Naciones Unidas Situación y Perspectivas de la Economía Mundial (Wesp).
El estudio advierte que “los menores precios de las materias primas, las masivas salidas de capital y una mayor volatilidad en los mercados financieros han reducido el crecimiento en los países en desarrollo y en las economías en transición, hasta alcanzar su menor nivel desde la crisis financiera global de 2008/09”.
El Wesp es elaborado anualmente por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU; la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad); las cinco Comisiones Regionales y la Organización Mundial de Turismo.
Dada la esperada desaceleración de China y el persistente débil desempeño en otras grandes economías emergentes el eje central del crecimiento global de nuevo se está trasladando parcialmente hacia los países desarrollados, sostiene.
“Las proyecciones de crecimiento de la economía mundial — precisa el WESP— apuntan a 2,9% en 2016 y a 3,2% en 2017, apoyadas por una política fiscal menos restrictiva en términos generales y una política monetaria que continúa siendo acomodaticia a nivel global”.
Se espera que el calendario y ritmo previstos de la normalización de la política monetaria en los Estados Unidos ayuden a reducir las incertidumbres de política y apoyen un moderado aumento de las inversiones y el crecimiento, al mismo tiempo que prevengan una volatilidad excesiva en los mercados financieros y aseguren un ajuste ordenado de los precios de los activos.
“La mejora proyectada del crecimiento global también se basa en estabilización de los precios de las materias primas y la contención de nuevas escaladas en los conflictos geo políticos”, evalúa el WESP.
Lenni Montiel, subsecretario general para el Desarrollo Económico del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, advirtió que “son necesarios esfuerzos de política más sólidos y coordinados para asegurar un crecimiento robusto, inclusivo y sostenible, que será determinante central para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030”.
El informe Wesp identifica luego cinco “vientos en contra” para la economía global: incertidumbres macroeconómicas permanentes; bajos precios de las materias primas y menores flujos de comercio; creciente volatilidad en los tipos de cambio y flujos de capital; estancamiento de la inversión y del crecimiento de la productividad; y continua desconexión entre las actividades del sector financiero y el sector real.