China estuvo en el centro de las noticias financieras durante esta semana, con dos caídas estrepitosas de sus principales Bolsas en apenas tres días, lo que a su vez produjo temblores globales en los mercados más importantes del mundo.
China estuvo en el centro de las noticias financieras durante esta semana, con dos caídas estrepitosas de sus principales Bolsas en apenas tres días, lo que a su vez produjo temblores globales en los mercados más importantes del mundo.
Según los analistas, existen varios factores negativos que convergieron y que ayudan a explicar porqué la mayor economía de Asia se vio sacudida por estos episodios: débiles datos económicos de su sector manufacturero y de servicios; preocupaciones sobre las ventas pendientes de acciones por parte de grandes inversores; y la reciente y fuerte devaluación del yuan, un combo que explotó y que repercute en el resto de las plazas mundiales.
¿Refleja lo ocurrido en los mercados el estado de la economía real del país asiático? Los datos macroeconómicos publicados en este principio de año han agravado los temores a que el frenazo que está sufriendo su economía sea aún mayor de lo esperado.
Tanto la actividad manufacturera como el sector servicios se han contraído, y muchos creen que el país va a crecer a un ritmo bastante inferior al 7%.
Sin embargo, desde diferentes foros se apunta que la Bolsa china está compuesta en un 80% por pequeños inversores que cuentan con escasos conocimientos financieros y que los mercados guardan poca relación con la economía real del país.
Todo lo que pasa en China afecta al resto de los mercados. Incluso comenzaron a sonar algunas alarmas cuando el inversionista George Soros anticipó que ve indicios de que el mundo puede estar de nuevo a las puertas de una profunda crisis.
“Cuando miro a los mercados financieros me recuerda a la crisis de 2008”, declaró en un foro de Sri Lanka en referencia al año en el que cayó Lehman Brothers.
Para otros, “es como una repetición de lo que pasó en los mercados en agosto”, como declaró Benjamin Dunn, presidente de Alpha Theory, a Bloomberg. Y también hay quien le resta importancia al asunto. “Tiene que haber un momento en el que la sensibilidad del mercado hacia las devaluaciones de china decaiga”, declaró Derek Halpenny, del Banco de Tokio, al New York Times. “No esperamos que este grado de volatilidad continúe. Pero parece que va a ser un año interesante”.
Mecanismo fallido. Después de una semana aterradora, el pasado viernes los mercados chinos se recuperaron debido a la decisión de las autoridades chinas de suspender el controvertido mecanismo de protección introducido a principios de la semana para evitar fuertes fluctuaciones en las cotizaciones.
Después de que las operaciones en las Bolsas se suspendieran el jueves por segunda ocasión en la semana, las autoridades decidieron eliminar el controvertido mecanismo, que suspendía automáticamente para el resto de la jornada la compraventa de acciones cuando el China Securities Index (CSI) perdía un siete por ciento o más.
Sin embargo, en vez de cumplir su objetivo de evitar grandes fluctuaciones en las cotizaciones, el mecanismo de protección causaba pánico entre los operadores en las Bolsas y ponía en marcha una espiral descendente.
En opinión de los críticos, la barrera del siete por ciento para la suspensión de las operaciones era demasiado baja, también en vista de las fuertes fluctuaciones en las Bolsas chinas.
“Actualmente, las consecuencias negativas del mecanismo son mayores que los efectos positivos”, afirmó el portavoz de la comisión de vigilancia bursátil, Deng Ke, citado por la agencia de noticias Xinhua. Por esto, a fin de garantizar la estabilidad del mercado, se tomó la decisión de suspender el mecanismo, explicó.
Solidez. A pesar de los episodios de la semana, para algunos analistas la economía china, como la de Asia en general, no va a efectuar un aterrizaje brusco este año pese a la crisis bursátil.
Así lo afirmó el presidente del Banco asiático de Desarrollo (BAD). “No soy muy pesimista sobre China”, declaró el presidente del BAD, Takehiko Nakao, quien añadió que mantenía su previsión de crecimiento en 2016 del 6 al 7%, mientras que el BAD apuesta por un aumento del PIB chino en 2015 del 6,9%. Asia en su conjunto, que depende en gran parte de China, debe crecer un 6% en 2016, un poco más que la previsión del 5,8% de 2015.