Finalista, qué tal!!! Y ganando en Laferrere. ¿Cómo que no se puede? Si Central Córdoba lo demostró. Claro, para conseguirlo hay que jugar con confianza y tener un equipo convencido. Se sabía que era difícil. No porque el rival fuera un cuco, sino por la ventaja que había conseguido en el Gabino donde llegó una vez y se llevó el 1-0.
Acá fue distinto, el Charrúa vino a ganar, sin enloquecer, hizo méritos y encontró el resultado necesario a poco del final para seguir soñando. Eso sí, con penales de por medio. Y en esto no falló, en ninguno, convirtió los cinco. Y como su arquero Juan Cruz Leguizamón atajó uno, listo, a festejar. A pensar en que ahora falta el último escollo para dejar atrás a la C y pensar en la B: Talleres, en Tablada y en Ensenada, en ese orden, pero esa será otra historia.
La de ayer ya está escrita y acá sólo se reproduce. La que amenazaba con otro final, hasta que a los 82’ esa pelota bien esquinada y pegada a la base del palo izquierdo del arco local que tiró Ezequiel Amilivia se transformó en el gol del 1-0 para locura de Córdoba, para golpazo de Laferrere. Y a los penales. Tranquilos, ya los vamos a patear.
Antes hay que decir que el equipo charrúa intentó siempre ganar, aunque también es cierto que pudo perderlo. Pero sus armas para ir por la victoria fueron mejores. No demasiado, no sensacionales, pero sí insistentes por determinación propia y chatura ajena. Ah, y cansancio del lado de enfrente, porque los viejitos de Lafe no pudieron aguantar hasta el final.
Sobre todo a los pibes que metió Cuffaro Russo, a Zaen, Piccardo y Amilivia. Moya se dejó de jugar al costado como en la etapa inicial y se puso el equipo al hombro en el complemento y aguantó hasta los 90’. Hasta los penales, si hasta pisó mal después de meter el 4-3 que presagiaba un triunfo. Sí, los penales. Después hablamos de ellos.
Antes también sufrió Córdoba, de a ratos, sobre todo en la primera mitad. Y en la último bocha. Esa de los 47’ y chirolas, en la que “La Vieja” Moreno la agarró en la medialuna y le dio al arco de un Leguizamón adelantado (era ataque en la otra área) y se la tiró por arriba. Pero el arquero charrúa reaccionó bárbaro y la mandó no sólo al córner sino al final del partido.
A la tanda de penales. Sí, a esa que venía gol a gol hasta el 4-3 favorable, cuando le adivinó el muy mal remate a Madeo para atajarlo y dejar a Córdoba ahí nomás de la final. A esa que llegó cuando Fernando Resler no dudó y de zurda, abajo a la izquierda, sentenció el 5-3.
A festejar. Todos. En orden. Con todo Laferrere sin reacción. En un triunfo que estuvo bien quedándose del lado charrúa. El que sigue abriendo las puertas al sueño del ascenso, cuando la idea madre fue salvarse de no bajar a la D. Hoy la historia es otra. Falta el final. La final. Contra Talleres. Y hay 180’ para escribir el cierre de esta buena y confiable intención de juego hacia la felicidad.