El caso de las gemelas Johana y Edith Casas tuvo repercusión nacional en febrero cuando Edith se casó con Víctor Cingolani, en la cárcel donde cumplía la pena, y a quien siempre defendió públicamente, mientras sostenía que el único culpable era "El Tosco" Díaz.
El noviazgo provocó indignación en su familia, a punto tal de que su madre llegó incluso a intentar impedir la boda.
Sin embargo, Chacón informó que tras la condena de Díaz por el homicidio, "la familia retomó el contacto con Edith" e incluso "no se presentaron" para oponerse a la absolución de Cingolani cuando fueron citadas las partes por el TSJ, el mes pasado.
El crimen de Johana fue descubierto el 16 de julio de 2010, cuando esta joven modelo con una carrera en ascenso fue hallada asesinada de dos balazos en la cabeza en las afueras de la ciudad santacruceña de Pico Truncado, luego de salir con Díaz y un matrimonio de una reunión y viajar en el auto de su novio. Su cuerpo fue hallado en el cordón forestal de Pico Truncado.
Pese a esto, primero se detuvo al anterior novio de la víctima, Víctor Cingolani, y luego se ordenó la captura de Díaz, quien estuvo prófugo siete meses y recién en septiembre de 2012 se entregó a la Justicia.
Para el fiscal Rearte, en el juicio a Díaz "no surgían pruebas de la existencia de Cingolani en el lugar del hecho", por lo que, según él, "no se pudo determinar ningún tipo de participación" de aquel.
En los alegatos, el fiscal había solicitado 15 años de prisión para Díaz al considerar diversas "pruebas directas", como su ADN identificado en una colilla de cigarrillo hallada en la escena del crimen y un CD de música encontrado junto al cadáver, que varios testigos refirieron haber visto en su vehículo.
"Es el único que tuvo la oportunidad material de llevarla a algún lado distante", dijo el fiscal y recordó que los amigos pudieron atestiguar cómo "Díaz y Johana discutían e incluso llegaban a los golpes".
Víctor Cingolani y Edith se casaron el 14 de febrero último, el Día de los Enamorados, previa autorización judicial, en una ceremonia que generó incidentes en las puertas del establecimiento donde la pareja se unió en matrimonio.
Antes de la ceremonia, algunas personas aguardaron la llegada del novio para recibirlo con una lluvia de piedras y huevos, al grito de "asesino", frente al Registro Civil de Pico Truncado.
Pese a la polémica que generó la boda y a la oposición de su familia, Edith Casas aseguró que la idea del matrimonio es vivir en Pico Truncado, lugar en el que se produjo el crimen. Desde entonces la joven convive con la familia de su marido, con quien planean tener un hijo.