¿Cuántas veces vemos las noticias por tele, las leemos en un diario o las escuchamos en la radio y nos parecen tan ajenas? Lamentablemente me tocó vivir en carne propia el terrible accidente que sufrió mi familia cuando nos íbamos de vacaciones el 15 de enero de este año. Estábamos muy felices de sólo imaginar los hermosos días que pasaríamos todos juntos en la playa, hasta que en un instante nuestros planes se derrumbaron. Un irresponsable conductor alcoholizado y manejando a altísima velocidad terminó con la vida de cuatro lindas personas y arruinó a todos los que los amamos. ¿Cuándo empezaremos a tomar conciencia de que nuestras malas acciones pueden dañar a los demás? No hace falta tener un arma para matar, este conductor sin respeto por nada ni nadie se convirtió en un asesino más. ¿Cuándo los "señores justicia" condenarán este tipo de accidentes totalmente evitables como corresponde? ¿a quiénes deben favorecer las leyes, a las víctimas o a los victimarios? ¿cómo es que se considera "accidente" cuando un imprudente al volante burlándose de todas las leyes viales choca y mata? Sumado al inmenso dolor, vivimos en un país donde todo se negocia, donde el dinero pasa a ser lo más importante y nuestros seres queridos sólo una cifra. Nada nos podrá devolver a las personas que se fueron, ni nada podrá calmar este infinito dolor, pero si logramos que esta fatalidad marque un precedente, y que todo conductor que beba alcohol piense dos veces lo que va a arriesgar, porque ya no dependerá de una compañía aseguradora que lo proteja y sabrá que si mata va preso, entonces nuestra familia no habrá muerto en vano. En este trágico hecho perdí a mis padres, mi hermano menor de tan sólo 19 años y mi primo de 16, todos con muchísimos proyectos. Perdí mi presente, mi futuro, perdí mi vida. Deseo profundamente que este caso no quede impune. La dura realidad nos puede golpear a todos en cualquier momento. Por favor, seamos prudentes al manejar. Por ustedes, papi y mami, por vos Facu, por vos Tincho, ¡Justicia por mi Familia!