No por reiterativo me veo en la obligación moral una vez más de agradecer los servicios que presta el Sanatorio Norte, como centro asistencial de excelencia, que prestigia la tarea médica en nuestra ciudad. Días pasados, mi esposo Oscar Lovesio tuvo una delicada afección conocida como pancreatitis que lo obligó a ser internado primeramente en la sal de cuidados intensivos y luego, durante una semana, en dicho nosocomio, donde fueron practicados una serie de estudios de alta complejidad por parte del grupo de médicos a cargo de los doctores Carlos y Luciano Lovesio, con el objeto de aliviar el grave cuadro clínico en cuestión. Seguidamente, el 8 de junio del corriente año fue sometido a una delicada intervención quirúrgica por el equipo médico conducido por el doctor Alejandro Edgardo Rolle y colaboradores. Ahora bien, en una sociedad donde cada día más se apodera de sus integrantes el sentido de la mediocridad, el pesimismo y la falta de esperanza, resulta grato destacar la buena noticia, cual es la de aliviar en silencio y con idoneidad profesional el dolor del prójimo. Es por ello que mi agradecimiento y el de mi hija, se extienden en la ocasión a todos los que de una manera u otra se brindaron generosamente. Dios los colme de bendiciones a todos ellos.