El denominado “tirador serial de Belgrano”, Martín Ríos, fue absuelto ayer por segunda vez al ser declarado nuevamente inimputable por el asesinato de Alfredo Marcenac y varias tentativas de homicidio cometidas en cuatro ataques entre 2005 y 2006.
El denominado “tirador serial de Belgrano”, Martín Ríos, fue absuelto ayer por segunda vez al ser declarado nuevamente inimputable por el asesinato de Alfredo Marcenac y varias tentativas de homicidio cometidas en cuatro ataques entre 2005 y 2006.
Está comprobado que Ríos, de 34 años, protagonizó al menos cuatro ataques a mansalva con su pistola Bersa Thunder calibre 380. El primero, el 19 de junio de 2005, en Vidal y Olazábal, en el barrio porteño de Belgrano, cuando efectuó al menos 12 disparos contra un colectivo. Hirió a un chofer y a un pasajero.
Casi un año después, el 2 de marzo de 2006, disparó contra una mujer que estaba en una confitería en Cramer y Juramento. En junio de ese año, volvió a usar su pistola contra un tren que pasaba por Cramer y Elcano.
Finalmente, el 6 de julio de 2006 Ríos sacó su arma en avenida Cabildo y José Hernández, y disparó al menos 13 veces, matando a Marcenac y lesionando a otras seis personas.
Al igual que sucedió en 2009 en el primer juicio, el Tribunal Oral en lo Criminal 26 consideró que Ríos es un enfermo mental que no puede comprender la criminalidad de sus actos ni dirigir sus acciones.
Los jueces Marta Yungano, Patricia Llerena y Eduardo Fernández, ordenaron mantener la “medida de seguridad” para que Ríos siga alojado bajo tratamiento en un establecimiento psiquiátrico del Servicio Penitenciario Federal ya que, según dejaron escrito en el veredicto, “es peligroso para sí y para terceros”.
Los padres del joven 18 años asesinado en 2006 por Ríos, Adrián Marcenac y Mónica Bouyssede, se mostraron indignados con el fallo, tal como sucedió en el primer juicio, y criticaron al sistema judicial, a los jueces y a peritos que actuaron en la causa.
Con este fallo, Ríos volvió a evitar la cárcel común y continuará internado en el módulo psiquiátrico del Hospital Penitenciario Central del complejo de Ezeiza, donde actualmente está bajo tratamiento ya que de acuerdo a las decenas de peritajes que le hicieron psicólogos y psiquiatras a lo largo de la causa, es psicótico esquizofrénico.
Ríos estuvo presente en la lectura del fallo, que duró sólo cinco minutos, pero no hizo ninguna manifestación.
Lo mismo sucedió ayer por la mañana cuando, luego de llegar en una ambulancia de la penitenciaría a los tribunales de la calle Paraguay 1536 de la Capital Federal, no quiso hacer uso de su derecho a pronunciar las últimas palabras ante el tribunal que más tarde lo absolvió.
Con el cabello más largo y canoso, con barba crecida y vestido con el mismo polar rojo, pantalón beige y las alpargatas que tenía el primer día del juicio, el acusado sólo tuvo un gesto cuando le sonrió a su madre, Mónica Díaz, que esta vez lo acompañó en el juicio, sentada detrás de los periodistas que cubrían la audiencia.
Durante las dos jornadas previas del debate, los Marcenac no ingresaron a la sala en señal de protesta hacia la Justicia y esperaron en la calle con carteles y pancartas.
Ríos ya había sido absuelto en 2009 cuando el Tribunal 12 porteño lo declaró inimputable, pero en 2010 la Cámara Nacional de Casación Penal anuló parcialmente el fallo y ordenó la realización de un nuevo debate aunque sólo por la cuestión de la imputabilidad.
En su alegato del 25 de junio último, el fiscal del juicio, Carlos Giménez Bauer, había solicitado una condena a 18 años de prisión por “homicidio simple, tentativa de homicidio reiterada y portación ilegal de arma atenuada por ser un tenedor autorizado”.