Después del impacto del efecto devaluación, el brusco acomodo de los precios y las medidas paliativas, el consumo en Rosario está pasando por un momento extraño. Tanto en comercio como en gastronomía se observa un fenómeno que tiene dos perfiles: por un lado, de retracción en algunos sectores de familias o personas con obligaciones fijas; y otro de gasto de pesos en una generación más joven, sin hijos, asalariada, que sabe que no hay capacidad de ahorro para comprar bienes durables, ni acceso a la vivienda, y no relega el disfrute.
La incertidumbre de lo que suceda en las elecciones nacionales, la sensación de que la inflación desvaloriza el dinero muy rápidamente, y la pérdida del sueño de la casa y el auto propio, más el atraso en la edad de ser padres a etapas más avanzadas de la vida, generan el surgimiento de una capa social y etaria que aún en condiciones adversas sigue eligiendo una perspectiva más hedonista ligada a las salidas y las compras, con mucho uso de la tarjeta de crédito.
"Todas estas vicisitudes económicas generan un panorama de gran incertidumbre porque no se sabe que va a pasar de acá a las elecciones. Pero hay dos tendencias muy claras", apuntó Alejandro Pastore, presidente de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica de Rosario (Aehgar). Por un lado, "el que tiene mayores obligaciones fijas, como cuestiones familiares, sacó un crédito, o está complicado con la tarjeta, que retrajo el consumo en sectores como el nuestro", explicó.
Pero también hay otro segmento: "Los jóvenes entre los 20 y los 30 años, que por ahí tiene menos nivel de compromiso y viven el aquí y ahora, porque ven que el futuro no es muy prometedor y no resignan el disfrute. Salen, pero tal vez analizan las opciones y el gasto, se fija bien adónde quieren ir. Sostienen el consumo en la medida en que tengan dinero, pero el fin de mes cada vez llega más rápido, porque pierden poder adquisitivo todo el tiempo y eso los asalariados lo saben", aclaró.
Un análisis similar tiene Fabio Acosta, presidente de la Asociación Casco Histórico: "Se perdió la capacidad de ahorro en sectores medios y por eso vuelcan los recursos disponibles al consumo. No hace mucho eran bienes durables. Hoy eso es una utopía, después de la devaluación y sobre un proceso altamente inflacionario. Lo que vemos es que el consumidor se ha resignado y naturalizó esta situación y vive el día a día, luego de pagar los gastos fijos", leyó.
Según Acosta, los comerciantes lo ven a diario y por eso generan estrategias para competir con otros sectores: "Se está comprando por cierre de temporada. Hay descuentos insólitos de hasta un 50% en rubros varios. Podés conseguir un jean a 15 mil pesos promedio, lo que salen cinco pizzas de muzzarella en un local gastronómico. El circulante es intenso, y todos los sectores comerciales van por ellos. Hay un tarjeteo hasta el límite, el uso de efectivo se ve más en los barrios", agregó.
Nelson Graells, de Amigos de la Peatonal Córdoba y dueño de una cadena de venta de indumentaria deportiva percibe que después de la devaluación, hubo una leve contracción del consumo, pero la mayoría se sostuvo "porque la gente sabe que vienen aumentos, así que intenta comprar, sobre todo en cuotas". En su análisis, entre el 80 y 85% de las ventas se hacen con plástico, débito o crédito, y lo que prevalece es, por mucho, las 3 cuotas sin interés.
Sin hijos gastan más
En algunos lugares gastronómicos se ve bien claro. Matías Arakaki es el dueño de Tora Izakaya (Tucumán 2890) y afirma que la diferencia no es tanto por edad, sino por situación de encuentro. "Con amigos se gasta más. Te diría que cuando es salida de pareja se ahorra un poco. La gente comparte mucho los platos, en su mayoría. Algunos comen y se van rápido. No meten otra vuelta de tragos o birra. Por ejemplo, los que van con hijos chicos", detalló.
Otras mesas, en cambio, consumen más sin fijarse. "Por ejemplo las parejas nuevas, gastan más y se van felices. Dos amigos es la mejor combinación. A veces hace mucho que no se ven, se relajan sin la familia. Comen y beben sin fijarse tanto. Tres gin tonic cada uno, como mínimo", señaló. Y dijo que "nadie se queja de los precios porque ya no sabemos cuánto vale nada. Y eso que nosotros perdemos ganancias mes a mes con respecto a los aumentos". Eso sí: después del día 15 del mes, se usa mucho la tarjeta de crédito.
Desde la Asociación Empresaria de Rosario (AER) tienen una visión más sombría. "En verdad Rosario no escapa a lo general del país. De punta a punta hay un decrecimiento continuo hace 8 meses. Ahora también está tocando a la industria pyme, marcado por la poca atracción que tiene el comercio. Nosotros a nivel nacional marcamos una caída del 4,1%, pero en Rosario, en algunos rubros específicos dio bastante más, porque medimos también farmacia, perfumería y otros sectores. Solamente en alimento tuviste más de 6%. Así que en líneas generales se retrasó bastante el consumo", opinó el presidente Ricardo Diab.
Para Diab, existe un fenómeno de gente gastando antes de que se venga otro posible sacudón, pero es menor y no se traduce en mayor consumo en términos generales. "En alguna área específica puede pasar, porque a la gente le queman los pesos, pero sin embargo cada vez compra menos con los que tiene", aseguró.