Las autoridades del Centro Harry Ransom de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, aguardan el arribo de las 40 cajas del archivo de los últimos 50 años de la vida y obra de Gabriel García Márquez que lo adquirió a la familia del autor a un precio confidencial hace días para sorpresa de todo el mundo y disgusto de Colombia. El director de ese centro, Stephen Enniss, llevó tranquilidad y aseguró que "cualquiera podrá visitar y consultar las colecciones que preservamos". Eso sí, en las instalaciones de ese centro.
El lunes último se dio a conocer que la viuda de Gabo, Mercedes Barcha, y sus hijos Rodrigo y Gonzalo, habían vendido a la Universidad de Texas el archivo del escritor fallecido el pasado 17 de abril, un tesoro único y universal, por el que, según trascendió horas después, ni el gobierno colombiano, ni el mexicano, insistieron en conservar, lo que suscitó una tibia polémica.
El archivo abarca más de medio siglo de manuscritos originales de diez libros, la mayoría de ellos en español, que van desde "Cien años de soledad" (1967) y "El amor en los tiempos de cólera" (1985) a "Memoria de mis putas tristes" (2004) y más de dos mil cartas de autores como Carlos Fuentes y Graham Greene.
También hay borradores del discurso que dio cuando recibió el premio Nobel en 1982, más de 40 álbumes de fotografías de nueve décadas de su vida; dos máquinas de escribir Smith Corona y las computadoras en las que escribió algunos de los trabajos literarios más queridos del siglo XX, así como álbumes con recortes de periódicos que recopilan meticulosamente su carrera.
En el archivo García Márquez se destacan también los borradores de su novela inédita, "En agosto nos vemos"; investigaciones para "El general en su laberinto" (1989) y una copia mecanografiada y marcada de la novela "Crónica de una muerte anunciada" (1981); en definitiva, una ventana hacia un laboratorio sin igual que indaga en la gestación y cambios de su obra y en las luchas con el lenguaje y la estructura.
"Es como que te atrapen en ropa interior", dijo García Márquez a la revista Playboy en 1983 sobre la posibilidad de que conozcan las huellas de su work in progess, por eso y según consta en la biografía escrita por Gerald Martin, Gabo destruyó las notas y los árboles de la familia de "Cien años de soledad".
"Mi padre era un perfeccionista y un perfeccionista no muestra el trabajo en progreso", agregó Rodrigo García Barcha en una entrevista que reprodujo The New York Times, sin embargo, Gabo legó finalmente algo más que su celebrado trabajo para que el mundo pueda seguir espiando.
La obtención del acervo, del que no trascendió la cifra pagada, dirigió la mirada colectiva a la institución que alberga correspondencia de otros pesos pesados de la literatura mundial como George Bernard Shaw, Ernest Hemingway, Samuel Beckett y J.M. Coetzee; así como archivos de Jorge Luis Borges, William Faulkner y James Joyce.
Dirigido por Stephen Enniss, especialista en colecciones, archivos y biblioteca de libros raros y responsable de otras adquisiciones como los papeles de Ted Hughes, Seamus Heaney y Salman Rushdie, este centro en Austin es, entonces, la morada final del legado privado de García Márquez, quien durante décadas tuvo prohibida la entrada a Estados Unidos por "actividad subversiva", una situación que concluyó en 1995 cuando el presidente Bill Clinton le concedió el visado.
"La familia —dijo Enniss sobre la polémica en torno al lugar elegido para que se conserve el material— tomó la decisión respecto a donde quedaría el archivo y, en nombre del Centro Ransom, nos sentimos honrados de que reconocieran la clase de hogar apropiado que podíamos brindarle. Mis colegas y yo esperamos recibir a investigadores de Colombia, México, distintos lugares de Latinoamérica y, por cierto, del mundo entero", resaltó.
Enniss consideró ayer que "es difícil nombrar una sola cosa sobre las demás, teniendo el archivo en sí mismo tantos ítems. Pero diré que los 10 borradores de la última e inédita novela son extraordinarios y serán uno de los principales intereses para investigadores y estudiantes de todo el mundo".
De hecho, aclaró orgulloso, "cualquiera puede visitar el Centro Ransom y hacer búsquedas en las colecciones que albergamos. El año pasado nos visitaron investigadores de 24 países diferentes", remarcó sobre la universalización del lugar.
"García Márquez —concluyó Enniss— tiene muchos lectores devotos en Estados Unidos, pero ningún país puede aspirar a contenerlo. Es una auténtica figura de importancia global y esperamos servirle a una amplia comunidad internacional, vengan de donde vengan".