La ciudad italiana de Lucca enfrentó ayer acusaciones de "racismo culinario", luego de prohibir la apertura de nuevos restaurantes extranjeros en su centro histórico.
La ciudad italiana de Lucca enfrentó ayer acusaciones de "racismo culinario", luego de prohibir la apertura de nuevos restaurantes extranjeros en su centro histórico.
El consejo de la ciudad votó en contra de nuevas licencias para cualquier bar o restaurante cuyo estilo de cocina no fuera italiano y se encontrara dentro de los muros renacentistas que rodean el centro de la ciudad.
El gobierno regional toscano, de centro izquierda, criticó la prohibición acusándola de discriminatoria y advirtió contra medidas que "presentan formas ocultas de «racismo gastronómico o culinario»".
Un portavoz del municipio dijo que la medida se aplicaba también a sex shops, restaurantes de comida rápida y pizzerías de entrega a domicilio.
El consejo municipal también está pidiendo a los restaurantes de comida extranjera que incluyan en su menú al menos un plato típico de Lucca, que debe ser preparado exclusivamente con ingredientes locales.
Italia, que se enorgullece de su rica tradición culinaria, tiene menos restaurantes de comida extranjera que otros países de Europa.l (Reuters)