Con respecto a la carta publicada el domingo 3 del corriente, acerca del aborto, quiero adherir plenamente a la defensa de la vida desde el momento mismo de la fecundación. La formación del feto es un proceso, que transcurre durante nueve meses, pero desde el momento de la unión del espermatozoide del padre con el óvulo de la madre es cuando comienza la vida en sí misma. A partir de allí, se ha creado una persona completamente distinta al padre y a la madre, pero con la carga genética de ambos. Está científicamente comprobado que a partir de los 19 días de dicha unión, comienza a formarse el corazón. Muchas personas alrededor del mundo están en la búsqueda de vida en otros planetas, y afirman que sólo basta con encontrar una diminuta célula viva. Ahora bien, ¿el óvulo ya fecundado no es vida? Ese proceso que ocurre tan rápidamente y tan silenciosamente a la vez tiene nombre y apellido, sos vos, soy yo, es cada persona en este mundo. Y pensar que uno logra ser persona a partir de tal o cual semana, o incluso al salir del vientre materno, es anular toda esperanza de vida para la persona que se está gestando. No perdamos el asombro de mirarnos al espejo y pensar que algún día fuimos tan sólo una simple célula viva.