La aplicación de frío permite eliminar los factores que provocan la fibrilación auricular y la arritmia, con una técnica llamada crioablación.
La aplicación de frío permite eliminar los factores que provocan la fibrilación auricular y la arritmia, con una técnica llamada crioablación.
La fibrilación auricular es la arritmia más frecuente entre la población occidental, y se estima que en nuestro país unas 800 mil personas son portadoras de la misma. El riesgo de padecerla aumenta un 10% por década a partir de los 60 años y los síntomas más recurrentes son: palpitaciones, pérdida de capacidad funcional y falta de aire; los pacientes con fibrilación auricular tienen un riesgo cinco veces mayor de padecer un accidente cerebro vascular y tres veces mayor de padecer insuficiencia cardíaca.
Es tal su prevalencia que en 2001 fue calificada como una “epidemia” por los especialistas en la materia, y frente a este escenario en los últimos años los esfuerzos para controlarla y tratarla han sido prioritarios.
La innovación tecnológica acompañó los avances en la investigación y en el conocimiento médico respecto a esta patología. Así nace la ablación de la fibrilación auricular (FA) y se constituye como el procedimiento de elección para pacientes que a pesar del tratamiento farmacológico permanecen refractarios (sin respuesta a los fármacos) y sintomáticos por la recurrencia de esta arritmia.
En 1998 fue publicado el primer caso de ablación por radiofrecuencia de la fibrilación auricular paroxística (episodios recurrentes que ceden en forma espontánea) y refractaria, cuya aplicación logró eliminar los focos alojados en el interior de las venas pulmonares.
Posteriormente, el desarrollo de técnicas como el mapeo electroanatómico tridimensional y la utilización de catéteres de radiofrecuencia irrigados lograron brindar mayor seguridad y éxito en el tratamiento de esta arritmia. El continuo avance de la tecnología dio finalmente como resultado la emergencia de una novedosa técnica, la crioablación.