El asesinato de Lisandro Sebastián "Lichi" Ayala, ocurrido el 11 de mayo pasado en barrio Hostal del Sol, fue el punto álgido de una disputa entre pibes que no supieron o no pudieron resolver sus diferencias de otra manera. Esa tarde de sábado, frente a unos 70 testigos, Brian "El negro" V. y su hermano Franco llegaron en una moto Honda Tornado a donde estaba Lichi junto a sus amigos y Brian lo mató sin piedad con dos balazos. Una semana después del crimen El negro V. cayó preso y el lunes por la noche Franco V., de 21 años, fue detenido tras intentar huir de agentes de la subcomisaría 21ª. Está acusado del haber participado del asesinato de Ayala y de un ataque a balazos contra allegados al pibe asesinado, hecho perpetrado el pasado 3 de septiembre. En ese ataque resultaron heridos un pibe de 14 años y un muchacho de 25.
La historia del crimen de Lichi Ayala, de 21 años, expuso sin tapujos la rotura de los viejos códigos callejeros y el aumento de la violencia con la que se resuelven los conflictos. El negro V. y Lichi no se querían y habían generado una obsesión el uno por el otro. Tanto era así que dos semanas antes del crimen, cerca del Bosque de los Constituyentes, Ayala tuvo suerte y zafó de un ataque a tiros en el que dos de sus amigos resultaron baleados. El sábado 11 de mayo la fortuna lo abandonó a metros de su casa, en avenida Central y Tarragona.
Sin piñas. Aquella tarde los hermanos V. llegaron al lugar donde Lichi estaba con ocho amigos. Los pibes estaban mirando un torneo de fútbol que se jugaba en la canchita de esa esquina. No hubo acuerdo. "Lichi lo invitó a pelear a las trompadas para terminar con las dudas. Entonces Brian le dijo: «Yo a las piñas no peleo». Se fue del lugar, buscó un fierro, volvió y lo mató a balazos", relató un allegado al pibe asesinado.
Lichi Ayala era el mayor de tres hermanos y vivía en pareja con su novia. Trabajaba haciendo las changas que conseguía en la bolsa de trabajo que un vecino del barrio gestiona con fondos municipales. La investigación quedó en manos del juez de Instrucción Javier Beltramone.
El sábado 18 de mayo El negro Brian V., de 22 años, cayó preso en la que era su casa, en José Ingenieros al 7600. Esa semana ya habían sido detenidos uno de sus hermanos, de 18 años, y uno de sus amigos. A los dos los acusaron de encubrir el crimen de Ayala. Pero su detención estuvo lejos de calmar las aguas.
A los tiros. El martes 3 de septiembre pasado, cerca de las 19, una moto con dos hombres pasó por la que fue la escena del crimen y abrió fuego contra los que allí estaban. Fuentes consultadas indicaron que se escucharon más de una veintena de disparos. Un pibe de 14 años recibió un balazo en el hombro y otro de los plomos hirió en el abdomen a Cristian B., de 25 años y amigo de Lichi. Varios fueron los testigos que apuntaron a Franco V. como uno de los tiradores.
El lunes a la tarde, y después de media docena de allanamientos, la brigada de la subcomisaría 21ª recorría la zona conocida como villa La Bombacha cuando observaron que dos muchachos que estaban junto a una moto Honda CG Titán abandonaban el rodado y huían a la carrera. En Acevedo y José Ingenieros uno de los hombres ingresó en una vivienda precaria y fue detenido por los policías, que lo identificaron como Franco V.. En el lugar los efectivos incautaron una moto Guerrero Trip que tenía pedido de captura por haber sido robada el 29 de septiembre en jurisdicción de la seccional 3ª.
El muchacho quedó tras las rejas y a disposición del juez Beltramone por el asesinato de Lichi Ayala. Además deberá responder ante el juez de Instrucción Guillermo Pérez de Urrechu por la balacera del 3 de septiembre —abuso de arma y lesiones— y se le abrió una tercera causa por el encubrimiento de robo de la moto que se incautó en la casa en la que intentó guarecerse.