Inmet, la empresa de ingeniería metabólica del grupo Bioceres que hace un año inauguró una moderna planta piloto de fermentación en la Facultad de Química e Ingeniería de la Universidad Católica Argentina (UCA) de Rosario, realizó la primera fermentación para producir plástico PHB 100% biodegradable y compostable. Biotecnología rosarina al mundo.
La biotecnológica nació para aportar soluciones a la crisis ambiental generada por la contaminación plástica en el ecosistema y este es un paso más para alcanzar ese desafío. Si bien se encuentra produciendo a escala piloto, ya realizó una primera venta internacional a una de las empresas más grandes a nivel global de consumo masivo y está desarrollando aplicaciones junto a empresas interesadas en el biopolímero.
La idea de la firma que cuenta con el apoyo de la también rosarina Bioceres es pasar a una escala mayor de producción con acuerdos comerciales cerrados, lo cual se estima ocurrirá en la primera mitad de 2025.
“Nos enorgullece ser la primera compañía del país en desarrollar esta tecnología, abordando una solución a un problema global “, afirma Leandro Nakamatsu, Chief Technology Officer (CTO) de Inmet Biomateriales.
“A través de esta unidad de negocios queremos ser un socio estratégico que acompañe a las organizaciones a mitigar el impacto ambiental de sus residuos y transformarlos en un insumo que sea amigable con el medio ambiente”, resaltó.
El origen de Inmet
Inmet es una compañía rosarina con más de 12 años de experiencia en el campo de la biotecnología y la innovación, que busca aportar una solución a la crisis ambiental generada por la contaminación plástica en el ecosistema. Fue fundada en 2012 y recibió inversiones de Bioceres, principalmente, y también del fondo y company builder SF500.
Desarrolló, en conjunto con Conicet, una tecnología de producción de plástico PHB 100% biodegradable y compostable, elaborado a partir de bacterias modificadas genéticamente que se encargan de procesar residuos industriales. Esta es la tecnología que ya está siendo producida en su planta piloto de fermentación.
Uno de los principales desafíos mundiales a los que se enfrenta la humanidad es la contaminación por plásticos hechos a base de petróleo. De todos los residuos plásticos que se generan, tan sólo se recicla el 9%. Su mala gestión impacta negativamente en la biodiversidad y en la salud de las personas. Se estima que consumimos 5 gramos de microplásticos por semana, el equivalente a una tarjeta de crédito.
A través de la unidad de negocios Inmet Biomateriales, la compañía desarrolló una tecnología cuyo proceso productivo podría ser la solución a la crisis ambiental causada por la contaminación de plásticos tradicionales.
Si bien ya hay compañías produciendo PHB en el mundo, la innovación de Inmet radica en la forma en la que se produce. Consiste en utilizar a las bacterias como biofábricas, esto significa bacterias que han sido modificadas con ingeniería genética para que sean capaces de metabolizar los desechos industriales y transformarlos en este biopolímero con propiedades similares a la de los plásticos a base de petróleo, pero con un proceso productivo amigable con el medio ambiente, libre de solventes orgánicos como el cloroformo y el alcohol.
Esta tecnología se destaca por su contribución a la economía circular, reintroduciendo en la cadena de valor desechos industriales como la glicerina cruda, derivados de la producción de caña de azúcar o de la industria alcoholera. De esta manera, Inmet se posiciona como un aliado de las compañías manufactureras, garantizando una solución sostenible y eficiente para la gestión de residuos. Los microorganismos del suelo y el agua se alimentan de este biopolímero, integrándose como “alimento de la naturaleza" y completando el ciclo natural. Este proceso de descomposición es completamente orgánico y no genera microplásticos.
Otras de las características que hacen distintiva a la tecnología de Inmet es la versatilidad y multiplicidad de aplicación, que va desde films, utensilios y bandejas, pasando por insumos para la industria del agro, hasta la posibilidad de suplir a los plásticos tradicionales.
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Inmet cuenta con una planta piloto de fermentación, ubicada en el campus de la Pontificia Universidad Católica Argentina en Rosario que se inauguró en junio del 2023. Esta plataforma es única en la región y cuenta con un fermentador de 1.000 litros –y otro de 500 litros pronto a habilitarse– que brinda la oportunidad de llevar a cabo proyectos de investigación y desarrollo, propios y de terceros, de procesos productivos basados en fermentación de manera innovadora. Esta planta permite explorar y optimizar diversos procesos que finalmente terminarán en la producción de productos biotecnológicos de alto valor, tales como biofertilizantes, biosurfactantes, bioplásticos, entre otros.
Además de la unidad de negocios enfocada en biomateriales, la división Inmet Servicios cuenta con una serie de plataformas que le permiten brindar una amplia variedad de servicios a distintas compañías e industrias. Entre ellas se encuentran el diseño y optimización genética de microorganismos, una plataforma de fermentación, producción de enzimas, entre otras, contaron desde la compañía.