Cuando llegan estas fechas hacemos balances sobre lo sucedido durante en el año y proyectamos el próximo. Digamos que es una sana práctica intelectual que nos obliga a revisar aciertos y errores que en definitivas nos invitan a evolucionar.
Cuando llegan estas fechas hacemos balances sobre lo sucedido durante en el año y proyectamos el próximo. Digamos que es una sana práctica intelectual que nos obliga a revisar aciertos y errores que en definitivas nos invitan a evolucionar.
Me gusta caminar entre la gente sin la presión de tener que resolver en el último minuto las compras habituales de estas fechas que se hacen por costumbre comercial. Es una experiencia enriquecedora ver como la economía acelera los procesos, los comerciantes lanzan "mega descuentos", los vendedores aceleran sus estrategias para cumplir sus objetivos y los consumidores estiran la restricción presupuestaria todo lo posible para que todo el mundo tenga su regalito.
¿Cómo te fue en el año? ¿Qué esperás para el próximo? ¿Cómo la ves? Son preguntas que tienen tantos años como la vida misma. En economía esto fue motivo de estudio por quienes vieron a las expectativas como una fuente de análisis sobre la que proyectamos el futuro.
Las expectativas son muy importantes y juegan un rol decisivo ya que, en función de ellas, puede que te condicionen tu forma de actuar. Si considerás que todo está mal, lo que hagas tendrá resultados limitados justamente por esta visión. Por el contrario, si considerás que lo que viene va a ser mejor, tus proyectos, la dedicación y los resultados serán congruentes con tu optimismo. Demostrado está que cuando te predisponés en positivo y sos consecuente con un objetivo, las fuerzas por lo general superan a los obstáculos.
Así como en la conducta económica individual (micro), las expectativas determinan tu forma de actuar, en la economía agregada (macro) también juegan su rol y esta problemática fue analizada por los economistas, cuando no.
Los manuales de economía cuando hablan de expectativas lo hacen considerando que el mundo de laboratorio (en el que se diseñan) tienen condiciones estables, sin sobresaltos y que bajo estas condiciones planificar es una cuestión relativamente sencilla. Pero, los tiempos cambian…
La realidad cambió con el advenimiento de la globalización tecnológica, cuando la tierra dejó de ser redonda y pasó a ser plana. En este contexto, las teorías originarias quedaron obsoletas e impracticables en un mundo que generó avances impensados para estos autores clásicos y en que una noticia cruza el globo en fracción de segundos. Estos autores (I. Fisher y A. Pigou) hablaban de expectativas adaptativas en una economía estable, con precios y proyecciones que permitían estabilizar cualquier desequilibrio real, de forma que la economía en el largo plazo alcanzaba niveles de equilibrios en variables como el dinero, la inflación y el empleo. Los individuos podían predecir el futuro económico considerando la historia y ajustando los errores cometidos. Una peligrosa simplificación para estos tiempos. Con este escenario Horangel no vendería un libro!
Obviamente a estos argumentos le salieron al cruce, con el modelo de las expectativas exógenas o racionales de John M. Keynes (1936) quien veía claramente que la economía ya no era estable y se enfrentaba a cambios de confianza (los llamo los animal spirits de la supervivencia) que alejaban a la realidad de aquel mundo ideal de los clásicos. Siendo así, el futuro es totalmente impredecible y no mensurable.
En el largo plazo los resultados estarían influenciados por los cambios de las expectativas en el corto (path dependence). Esto me pone contento porque John M. Keynes me da la razón en que si te predisponés mal en el corto plazo, te va a ir mal y la pagas en el largo plazo. Una especia de profecía autocumplida.
Le pregunto a mi viejo cómo fue planificando su actividad productiva en una economía con una inflación del 40 por ciento, con intereses del 30 por ciento, con un Indec que dibujaba mejor que Walt Disney, con los costos laborales cercanos al 60 por ciento, con los gremios de por medio, con una economía sin rumbo, con una presión fiscal improyectable entre otras variables. Me respondió que en Horangel muchas veces encontraba las respuestas, dado que planificar en el contexto actual es una tarea más de chamanes o astrólogos que de economistas.
El hombre, como animal de costumbre, se adapta a todo o casi. Hemos logrado desarrollar la capacidad para reconocer y considerar información valiosa del pasado económico; conocer la estructura del modelo en el que tomamos decisiones y además aunque no podamos conocer el valor exacto de los errores cometidos, sabemos por experiencia como fueron a lo largo del tiempo para capitalizarlos y no volver a cometerlos. Lo que para el mundo más avanzado es una quimera, para nosotros los argentinos es cotidiano. Si no, decime cuándo pudiste proyectar un negocio teniendo en claro como iban a moverse las variables que afectan tu resultado.
El poder de las expectativas
Las expectativas motorizan la economía y adelanta sus efectos. Pensemos que un "rumor positivo" sobre la reactivación de economía de Brasil (por ej.) genera en nuestra economía un cambio de expectativas en materia de planificación industrial y a partir de allí un efecto derrame sobre el resto de la industrias dependientes. La economía comienza a capitalizar estos efectos y se pone en marcha. Una conocida frase dice "se compra con el rumor y se vende con la noticia".
Las decisiones humanas que afectan el futuro personal, político o económico no pueden depender de la expectativa o modelización matemática de las mismas, simplemente porque las bases para realizar el cálculo no existen. ¿Entonces? Nuestra inclinación natural hacia a la actividad, la que hace girar los engranajes de la economía se cimentó nuestro ser "racional" y elegir entre las alternativas disponibles lo mejor que podemos, calculando cuando hay oportunidad y datos, pero con más frecuencia hallando el motivo de nuestras decisiones en el capricho, el sentimentalismo y en el azar (lo decía Keynes en 1936) te agrego: la convicción del empresario, cuenta.
Cuando leo las predicciones de Horacio German Tirigall (conocido como Horangel) pienso si en países tan inestables como el nuestro sus teorías sobre el trabajo, dinero, amor y salud podrán incluir en su próxima edición la variable economía, ya que en virtud de los resultados los economistas venimos errando los pronósticos como de acá a la Luna. De esto también se trata la econo-mia, feliz 2017 y con expectativas positivas!!!