Cuando comienza marzo en Mendoza hay un clima de fiesta vendimial. Parece que en el imponente cuaderno del paisaje mendocino, escribieran poemas de cosecha viñatera los cerros, alamedas, acequias, viñedos y bodegas. Mendoza, que fue fundada el 2 de marzo de 1561 por Pedro Del Castillo, tuvo un designio de vendimia. Porque si bien en aquellos tiempos de la conquista sus tierras eran desérticas, la plantación de vides, la implementación de regadíos y barreras forestales contra los vientos, las características del clima y del suelo junto al esfuerzo humano, hicieron de una gran parte del territorio provincial, el paraíso de hileras y parrales que le dio un sello distintivo. Sí, Mendoza nació en marzo y después de muchos años, en cada nuevo marzo vibra al influjo de la cosecha de la uva y de su Fiesta Nacional de la Vendimia, cuya primera edición se realizó en 1936. Pero el Covid-19 que todo cambió, decidió al gobierno mendocino a realizar este 2021 la Fiesta Nacional de la Vendimia de manera virtual. Es decir que el inolvidable espectáculo que miles de personas admiran en el anfiteatro Frank Romero Day, recién se reeditará cuando la pandemia sea un recuerdo. Entonces, nuevamente los ecos en el Cerro de la Gloria se irán durmiendo en los viñedos, en el rumor de las acequias, en la elegancia de las antiguas alamedas y en el espejo inmenso del Nihuil; el viento llevará otra vez las resonancias de la Fiesta y las dejará prendidas en los picos de la cordillera. Y despertarán con renovadas fuerzas cuando desde los cuatro rumbos de la provincia, el llamado vendimial se vaya metiendo en el alma de los mendocinos, como se mete el duende del vino en la sangre y el amor en los corazones; que por fin no estarán oprimidos por la pesadilla del coronavirus.